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Leo Gospodnetich: el niño de 11 años que inauguró una librería en Pergamino

Leo junto a su mamá, Andrea.

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Leo Gospodnetich: el niño de 11 años que inauguró una librería en Pergamino

Posee títulos de todo tipo, nuevos y viejos, novelas, cuentos, autoayuda y comics, entre otros; cuenta que ahorra la mitad de lo recaudado y al 50 por ciento restante lo invierte en comprar más libros. Además recorre las ferias de la zona y ofrece sus productos a buenos precios, también admite canjes, al mejor estilo de los comercios de antaño.

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Mucho se ha analizado y escrito en la actualidad acerca del declive en las ventas de libros en papel, de la falta de interés en la narrativa y del ocaso de las editoriales. En ese tipo de análisis los fríos números de la realidad confirman que hay una marcada pérdida de interés en los libros en general y en la narrativa en particular. Las causas son múltiples y su enumeración pormenorizada merecería un artículo específico, pero someramente se pueden citar el ritmo que impone la vida cotidiana actual, la presencia constante y permanente del smartphone, con sus redes sociales y sus espacios de streaming, y las plataformas como Netfix o Paramount, que ponen a disposición una forma inmediata de brindar entretenimiento para un tiempo libre cada vez más escaso.

En ese contexto, el libro y sobre todo el libro físico, va perdiendo terreno poco a poco, las empresas editoriales se achican o cierran y las distribuidoras cambian de rubro o deben ajustarse también, es un inconveniente harto conocido y debidamente estudiado en distintos ámbitos.

No obstante, en las bibliotecas de las ciudades y hogares, en antiguos comercios, en pequeños locales y en ferias de artesanos, los libros impresos sobreviven y sus consumidores resisten el avance de las plataformas digitales. En esos lugares todavía es posible encontrar alguna edición de bolsillo de novelas de John D. MacDonald; H.P. Lovecraft o Gabriel García Márquez, a precios muy accesibles. Los amantes de los libros conforman una cofradía especial que recorre con avidez e interes los estantes llenos de novelas usadas, ensayos pasados de moda y joyas de la literatura universal.

Como resulta lógico y como también se ha estudiado, los jóvenes en general y los niños en particular son quienes más se ven afectados por estos cambios en las costumbres y los modos de entretenimiento; en ese contexto, como una muestra de resistencia y de que existen notables excepciones a las reglas que escriben los sociólogos, hace casi un año, en el barrio Centenario de Pergamino Leo Gospodnetich, un niño de sólo 11 años, decidió abrir una librería.

"Don Leo y sus libritos"; ubicada en Emilio R. Coni 1079, recrea el estilo de las librerías de antaño, con estantes llenos de novelas, ensayos, clásicos, autoayuda y comics, todos prolijamente ordenados por el propio Leo, que dedica las tardes a poner en orden su comercio y a atender al público. 

En las estanterías se combinan en riguroso orden títulos de Agatha Christie y Stephen King con ejemplares de las legendarias colecciones Billiken Rojas y Azules, con obras de Julio Verne, Charles Dickens o Mark Twain, además de escritos de Jorge Luis Borges y Manuel Mujica Láinez. No falta el espacio para autores muy en boga como Gabriel Rolón ni tampoco para los comics y libros de cuentos infantiles. 

En diálogo con DiarioNucleo.com, Leo contó que él mismo administra el dinero que genera su negocio mediante una fórmula muy sencilla. La mitad va para ahorro, la mitad restante se destina a comprar más libros. 

"La idea empezó por un un primo mío, que vendía cartas y a mí se me ocurrió vender libros: entonces mi mamá me dio un par de Condoritos, nos pusimos con una mesita, unos libros y unas cartas de Pokémon y así arrancamos, el 24 de febrero del año pasado" explicó Leo a DiarioNucleo.com y agregó que "Llevé todo a una feria barrial que había acá, en Centenario y después empezamos a ir a ferias grandes; en Rancagua, Salto y Colón, vamos donde podemos ir y nos va re bien" contó.

Andrea Cardoso es la mamá de Leo y quien le da una mano en el diálogo con los proveedores y en los viajes a las ferias. Ella contó a DiarioNucleo.com que lo que más se está vendiendo son "libros de autoayuda, (Gabriel) Rolón, todo lo que sea de moda, pero en realidad se vende todo" detalló y agregó que "Leo tiene ejemplares de psicología, filosofía, manga, comics, sopa de letras, sudoku, crucigramas, y todo se vende, todo tiene su público" remarcó.

"Tratamos de tener de todo" intervino Leo y agregó que "cuando vamos a una feria o vienen acá y nos piden y no tenemos algo, anotamos y tratamos de conseguirlo; podemos hacerlo porque la mitad de las ventas la usamos para comprar más libros. Por ahí vienen a buscar algo y no está pero encuentran algo que les gusta y se vuelven locos. Siempre se van con algo" detalló.

"A mi me gusta leer pero también tener los libros, acomodarlos, verlos" siguió contando Leo y agregó que "en las ferias atendemos los tres, un poco yo, un poco mi mamá y otro poco mi papá".

"La verdad es que es muy lindo porque con el tiempo Leo fue haciendo su clientela" explicó su mamá "Eso es muy lindo porque además el hecho de estar en una feria con 100 puestos y que nos busque a nostros es hermoso" agregó.

Por otra parte, Andrea comentó que ella está en todos los detalles en los que Leo, debido a su edad, no puede intervenir: "Hacemos canje y nosotros también compramos en ferias; además tenemos dos distribuidoras de Rosario y tres de CABA que nos abastecen. El tema es buscar un proveedor que te responda con los tiempos, que te mande la mercadería en buenas condiciones y en precio" detalló y agregó que "queremos no solamente tener los libros que por ahí la gente busca leer hoy en día, sino que estén en buenos precios para poder venderlos, eso es lo que va fidelizando a los clientes".

Consultado sobre los horarios de atención al público en el comercio de calle Coni, Leo comentó que "no puedo abrir todo el día porque a la mañana mi papá y mi mamá trabajan, estamos después de las cuatro y viene la gente que nos conoció en las ferias o por las redes sociales, nos manda mensajitos y si tenemos tal libro, lo vienen a buscar. Como vivo acá no tengo problema en atender un sábado, un domingo, siempre y cuando estemos" remarcó.

Ante la pregunta sobre los proyectos con relación a la librería, Andrea y Leo manifestaron que buscan crecer, tener más libros y comprar alguna otra estantería: "Tenemos el proyecto de participar de la Feria del Libro, que arranca en septiembre, ya estuvimos hablando con la Biblioteca Menéndez, así que bueno, está la posibilidad de que podamos participar. Ojalá Dios se nos dé esta posibilidad de estar. Por otra parte, faltan algunos autores que nos están pidiendo. Cuando los conseguimos se los llevan enseguida y vuelta otra vez a reponer. Así que estamos viajando dos veces por mes más o menos a Rosario y a las distribuidoras de Buenos Aires le estamos pidiendo también a cada una de las que tenemos dos veces por mes" manifestó Andrea y agregó que "El libro tiene magia, porque el libro es un regalo espectacular. Uno lo conserva durante años; lo puede dejar como legado, yo lo veo, por ejemplo, en las dedicatorias. Me encanta leer las dedicatorias que hay en los libros. No es simplemente regalar un pedazo de papel".

 

"El que regala un libro es porque realmente te quiere" finalizó Leo, mientras hojeaba un comic. 

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