Cuando era adolescente, Marcela López sentía que su vocación era la actividad jurídica y cuando egresó de la escuela secundaria decidió seguir la carrera de derecho; sin embargo, tiempo después descubrió su verdadera pasión: la docencia. Luego de meditarlo tomó la determinación de que esa profesión iba a convertirse en su modo de vida y de inmediato realizó los pasos necesarios para seguir la carrera.
No hay prácticamente actividad relacionada con la enseñanza que Marcela no haya realizado; fue preceptora, profesora de aula, directora e inspectora jefa de Educación. Dueña de una mente abierta y de una notable capacidad para el estudio, dedicó su vida a mejorar las condiciones de la enseñanza tanto en los contenidos como en la relación entre docente y alumno. Defiende a la escuela como institución básica y "siempre presente" y afirma que en los últimos años la labor del educador se fue complejizando y haciéndose cada vez más exigente.
Además, Marcela tiene una profunda vocación por el teatro; es actriz y en la actualidad dirige "Un ataúd para Dos", que se pone en escena todos los domingos de este mes en Habemus Theatrum.
Durante la última edición de EN VIVO: DiarioNúcleo.com, que se emite los martes a las 19 por Fana Digital; Marcela habló sobre la docencia, el rol de la escuela, el teatro, la disciplina y el compromiso; entre otros temas.
¿A qué se debe esa pasión tan grande que siempre tuviste por la docencia?
Originalmente la docencia no era mi carrera inicial, ya que me había orientado hacia el derecho, carrera que en determinado momento me ayudó a pensar en qué otro ámbito yo me encontraba y distintas circunstancias hicieron a que me encontrara justamente también estudiando en primer lugar magisterio y después fui hacia el profesorado de Historia, mientras iba avanzando con algunas licenciaturas. Cuando se dio el momento de comenzar con lo laboral, lo fui haciendo desde los lugares de base, como maestra, preceptora, etc.
¿Por qué desde la materia Historia?
Existe un enorme desafío en toda la cuestión histórica y ese es el planteo que siempre hice con mis alumnos, porque existe un reduccionismo de pensar que la Historia se asocia sólo con el pasado y ahí tenés un camino a andar, interesante como para decir, bueno, eso, ¿qué tiene que ver con el hoy y qué va a tener que ver con el mañana? También me gusta a veces la idea de pensarl la Historia como una inversión en términos de lo que es contenido; de entender lo que nos pasó para saber hacia dónde vamos, por eso hablo de una inversión que no es para ahora o para mañana sino a largo plazo.
El paso del derecho a la docencia ¿cumplió con tus expectativas?
Absolutamente, además en determinado momento de la carrera, desde el aula, se me fueron despertando inquietudes y pregunas "¿qué otras cosas sucedían?; ¿Desde qué otro lugar se trabajaba en las escuelas?" Y esa mirada me la dio una tarea que es muy importante, que fue la de preceptora. Porque la tarea de preceptor es eso, es un comunicarte con los estudiantes, con la familia, con el resto de los docentes, con los directivos, con el que llega a la escuela. Bueno, y entonces a mí me despertó eso de "¿qué más pasa acá? ¿desde qué otro lugar podemos trabajar?" y entoncesme fui presentando a las pruebas de selección, que son los mecanismos que tenemos para acceder a los cargos directivos y luego vino la inquietud también por la inspección. Una vez me acuerdo que una alumna, cuando yo le dije que no iba a estar más en el curso porque iba a trabajar desde otro lugar, me dijo "vas a ser una de esas señoras que cuando entran a una escuela todos se apuran y corren" (risas).
Es decir que en cada etapa hay que ir teniendo un aprendizaje.
Todas las instancias son de aprendizaje; tuve la oportunidad de trabajar con otras personas de las que pude aprender mucho y que han sido muy generosas en su tarea para los que íbamos llegando; y también exigentes: recuerdo una vez cuando llegué a una escuela y la directora me dijo "hay dos maneras de hacer las cosas: bien o muy bien", es una frase que adopté y que me ayudaron a entender todo así que todas esas cosas me fueron dejando una experiencia.
Con la labor docente ocurre que en los últimos tiempos las exigencias han cambiado.
Hay otras exigencias, es otra la realidad y sin dudas la escuela es de las instituciones la que logra sobreponerse en todas las cuestiones que se presentan; siempre es una institución que está muy presente y a la que se le pide mucho por lo general. Pero nosotros, es decir la escuela, estamos sólo durante una determinada franja de tiempo y el resto del día que transcurre generalmente está cruzado por la escuela; que es una entidad que más allá de que a veces digamos normativamente. Entre estas cuestiones está la de la disciplina, que antiguamente orientaba o miraba solamente el estudiante y en la actualidad con todos los cambios que se han ido produciendo nosotros hablamos de una convivencia y por lo tanto convivimos todos los actores que formamos parte de esa institución y como tales también somos encargados de organizar esa convivencia, que es diaria y que está sujeta a modificaciones todo el tiempo, porque de pronto lo que funcionó para este año tal vez no va a andar el próximo. Todos los logros obtenidos en los últimos años no son cuestiones que se obtengan con un chasquido de dedos sino que se trata de una construcción permanente.
Y la pasión por el teatro ¿de dónde viene?
Desde chica me gustó la actuación; fui alumna de una escuela rural, con un grupito pequeño que se encargaba de preparar los actos escolares. Tenía un perfil tranquilo, me portaba bien pero eso sí: si había un acto yo tenía sí o sí que tomar parte, era algo que me encantaba hacer. Es decir que actuar me gustó desde siempre y toda mi vida he sido de manera recurrente una espectadora de teatro. Allá por 2010, 2011, como conocía a algunos de los que ya se habían iniciado en el camino de la dirección y de la actuación, comencé con los talleres de teatro en Florentino y de ahí en adelante seguí haciéndolo de manera permanente.
Tiempo después; Luis Furlano me invitó para hacer la asistencia de dirección en una obra cuyo personaje lo hizo Gustavo Bevacqua. Y desde ese momento, así como me había inquietado en la escuela qué otra cosa más pasaba en ese mundo, bueno, fui también incursionando desde la actuación hacia la dirección. Me gusta mucho todo lo que es la narración oral, e hice algunos talleres, es dentro de lo que es la actividad una disciplina muy linda.
Y ahora dirigiendo "Un ataúd para dos".
Más allá del título, se trata de una comedia, cuyo autor es Jean Pierre Martínez. La obra llegó a manos de uno de los actores que están en el elenco, la leímos, nos entusiasmamos y empezamos a trabajarla. Consta de cuatro personajes y le tenemos mucha fe. Se estrena este domingo 9, a las 20:30 en Habemus Theatrum, de Jujuy 227. El trabajo en esta obra es una tarea que todos los que estamos compartiendo; desde las ganas, desde el gusto, el disfrute y sobre todo la dedicación porque el teatro es una actividad que tiene mucha disciplina. Algo muy riguroso.
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