En el marco de la puesta en valor del Reducto Rural Fortificado, actualmente se está culminando la construcción del anexo de 24 metros cuadrados que cumplirá la función de módulo de oficina / vivienda para el cuidador.
Las obras de este Monumento Histórico Nacional incluyen cableado subterráneo de electricidad, reacondicionamiento del edificio, provisión de agua y construcción de un módulo de vivienda para cuidador.
A su vez, el mes pasado se desarrolló un primer taller teórico-práctico de arqueología a cargo de investigadores de la UBA y que continuará en este año con el objetivo de difundir la importancia de este espacio entre los vecinos. Allí se encontraron pequeñas partes de objetos, fragmentos de historia que explican la conducta del pasado y la dinámica que tuvo la casa de la famosa estancia San Juan.
A lo largo del siglo XIX la provincia de Buenos Aires fue un espacio fronterizo en el que la sociedad criolla fue extendiéndose de norte a sur empujando a las poblaciones indígenas de la zona. Al compás de este avance se fueron creando nuevas poblaciones y ciudades como es el caso de Pergamino.
El proyecto de puesta en valor apunta a que el casco de la antigua estancia de Juan Pío Cueto, ubicado en el predio del INTA, se convierta en un museo de frontera que guarde la memoria de los pobladores de la primera mitad del siglo XIX.
Reducto Rural Fortificado
La profesora e historiadora Aída Toscani de Churín supo explicar la historia del lugar en la página web de la UNNOBA con estas palabras: “La particular arquitectura de la Casa Rural Fortificada responde a las necesidades de defensa frente al ataque permanente que sufrían las estancias que formaban parte de la Frontera, como era Pergamino. Las situaciones de zozobra por ataques de malones y de los ejércitos que participaban de las guerras civiles fueron frecuentes, hasta bien entrada la década del 70 del Siglo XIX.
En 1838, Don Juan Pío Cueto, compra al Estado provincial las tierras que constituyeron la estancia San Juan. La Casa Fortificada se construyó como vivienda familiar y lugar de defensa en caso de ataque. En ella vivió Pío Cueto con su mujer Loreto Gómez y los nueve hijos que tuvo la pareja.
A través de las excavaciones se buscó encontrar objetos que formaron parte del mundo material de un espacio productivo como era la estancia en la primera mitad del siglo XIX y también reconstruir la cotidianeidad de una familia que responde al modelo de familia criolla”.
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