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Natalia Benedetti y Jesús Figueroa, cocinan y entregan viandas en San Vicente: "una cosa es conocer el dolor del otro y otra cosa es compartirlo"
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Natalia Benedetti y Jesús Figueroa, cocinan y entregan viandas en San Vicente: "una cosa es conocer el dolor del otro y otra cosa es compartirlo"

Son los coordinadores de un equipo que todos los viernes por la noche durante 2024 se reunía para preparar alimentos y entregarlos a gente con necesidades, cuentan cómo la experiencia los enriqueció y destacan la importancia de trabajar en comunidad.

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Aunque muchas veces es una realidad no debidamente visibilizada, en Pergamino existe una considerable cantidad de gente que tiene graves inconvenientes para obtener los recursos para su subsistencia básica; muchos padecen enfermedades para las que no pueden costear un tratamiento, otros tantos se encuentran en una situación habitacional precaria o directamente en situación de calle, y mucha gente también tiene problemas para alimentarse. Es una realidad injusta, lacerante, ante la cual un porcentaje elevado de la población opta por mirar hacia otro lado o simplemente ignorar la existencia de ciudadanos, con los mismos derechos que todos, para los que la subsistencia diaria resulta un problema que dista mucho de estar resuelto.

Otros vecinos de Pergamino, en cambio, deciden actuar de otra manera y se movilizan para hacer más llevadera la circunstancia actual de los convecinos sufrientes: existen campañas de recolección de alimentos y ropa, fundaciones y agrupaciones que trabajan para mejorar la situación habitacional y centenares de ciudadanos anónimos que aportan un porcentaje importante de los ingresos para aliviar la situación del prójimo. 

Entre estos vecinos comprometidos por ayudar a los demás se encuentra un grupo de feligreses de la Parroquia San Vicente de Paul, ubicada en la calle Francia, entre Florida y 11 de Septiembre, en el barrio Vicente López, que cada viernes se reúne para cocinar y entregar viandas a gente que necesita un plato de comida.

El menú, pensado para aportar nutrientes esenciales, se entrega además con una porción de pan y una fruta, de manera de poder otorgar una cena completa. Además, mientras van entregando las viandas, los voluntarios charlan con la gente y sirven café o mate cocido. 

La actividad, desarrollada por Caritas San Vicente y el Colegio San José de los Hermanos Maristas, está coordinada por Jesús Figueroa y Natalia Benedetti, un matrimonio que cada viernes concurre a la parroquia para organizar los grupos y realizar las entregas, bajo la supervisión del párroco Jorge Ugartemendía.

Durante la última emisión de EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite los martes a las 19 por la señal de streaming Fana Digital, Jesús y Natalia contaron su experiencia, dieron detalles sobre la actividad que se desarrolla en la parroquia los viernes por la tarde-noche y remarcaron la imporantcia del trabajo en comunidad para obtener resultados favorables. 

 

¿Cómo comenzó a desarrollarse esta actividad?

Jesús Figueroa: para hacer un poco de historia, cuando llegó el padre Jorge Ugartemendía a la Parroquia San Vicente, un sacerdote nuevo para esa entidad, tanto Natalia, mi esposa, que es oriunda de San Nicolás, como yo que soy pergaminense, lo conocíamos desde distintos ámbitos. Así que cuando llegó a la parroquia nos propuso coordinar esto de empezar a sumar gente para concinar y entregar las viandas.
En ese sentido se trata de un trabajo conjunto entre Caritas San Vicente y el Colegio Maristas.

Natalia Benedetti: El proyecto en definitiva se llama Dos Santos, por los santos de ambos lugares; Marcelino Champagnat (Maristas) y San Vicente de Paul; lo que hace el colegio es proveer todo lo que son los alimentos secos como fideos, lentejas o arroz dependiendo del menú. Ellos proveen todo eso, y Cáritas desde la parroquia provee todo lo relacionado con las proteínas, las carnes. Luego los viernes nosotros coordinamos al grupo de personas. Se arranca tempranito, a eso de las cinco y media de la tarde, para ya a las ocho, abrir las puertas y entregar las viandas a quienes están esperándolo.

Según comentaron, el menú está pensado para que exista un balance entre proteínas e hidratos de carbono.

Benedetti: Siempre se busca ese equilibrio, por eso Cáritas se encarga pura e exclusivamente de lo que es proteína, carne de cerdo, carne de vaca, carne de pollo, y Maristas, el colegio, se encarga de lo que es seco, los hidratos de carbono, la fruta también, siempre se trata de aportar la fruta, y a diferencia que esto también vale, a diferencia de otras actividades similares que se están haciendo en Pergamino, la idea también es cocinar, que el grupo de personas, este recurso humano, que nos toca un poco coordinar a nosotros, se conozca, comparta, no solo es entregar el alimento, sino formar una comunidad.

Figueroa: Eso se fue logrando en el transcurso del año, incluso se logró ir mezclando, porque íbamos intercalando y un viernes cocinaba gente de la parroquia, por llamarlo de una manera, al viernes siguiente cocinaba personal o recursos humanos de maristas. Y bueno al final medio como que ya no estaba tan claro, se fue mezclando un poco. 

¿Qué impacto personal les generó desarrollar esta actividad solidaria?

Benedetti: para mí desde lo personal, siempre estar en colaboración con otro es algo que me enriquece a mí como persona, pero también estar en esa solidaridad o en ese dar sin interés, conocer a las persona y conocer sus necesidades, escucharlos y ayudarlos desde otro lado. Fue también lindo conocer a las familias e incluso en muchas ocasiones pudimos ayudarlos desde otro lugar, no sólo en el de la alimentación.

Figueroa: Hubo también un incremento en el número de personas que iba a buscar comida; el primer viernes fueron poquitos pero a medida que se iba desparramando ese número fue creciendo y llegamos a hacer ciento treinta viandas para unas sesenta, setenta personas. Al principio éramos perfectos desconocidos pero después con el transcurso del tiempo nos fuimos conociendo con la gente. Siempre hay un feedback que es también un poco lo lo que se busca, porque también de ellos se aprende mucho cuando te comparten sus realidades, son realidades que a veces uno no cree encontrar en una ciudad como Pergamino. Esto también es importante decirlo. Hay realidades que que impactan, que uno las ve por la tele, y dice 'esto no, esto no puede estar pasando a cuatro cuadras de de mi casa' pero lo cierto es que pasa y lo cierto es que las ibas encontrando y eso te enriquece porque te ayuda también a poner en valor un montón de cosas.

 

¿Cuál es la característica principal de la ayuda en comunidad?

Benedetti: Radica en el involucrarse con el otro: de hecho nos ha pasado que hubo una familia en particular que nos contaba que habían perdido su casa, por las cuestiones económicas del país, no conseguían trabajo, un montón de cosas, y a lo largo de todo el año, nosotros, fuimos  pidiendo y rezando también para para que esta persona, una mujer con sus hijos, pudiera encontrar trabajo, y bueno, al final eso ocurrió e inclusive pudo conseguir un techo. Toda esa alegría compartida es lo que caracteriza a la ayuda en comunidad.

Figueroa: Es la empatía, y es muy importante, pero lo más importante es la compasión. Es decir, una cosa es intentar entender el dolor del otro, que está muy bien, y otra cosa es compartir ese dolor, compartirlo de cerca. Aunque los recursos no dieron para ayudar más que los viernes, lo cierto es que estuvimos todos los viernes. Fue casi todo un año compartido con esta gente y ver sus procesos también es muy importante, como recién decía Nati. No sólo la compasión a lo negativo, sino también compartir lo positivo, lo bueno.

Ustedes habían hecho una experiencia, en 2022, cuando salieron una noche de mucho frío a repartir café caliente entre la gente que estaba en la calle.

Figueroa: (Risas) Sí, eso fue una locura que se nos ocurrió hacer. Hay que decir que nosotros claramente partecemos a la parroquia y creemos que hay un designio, pero de hecho ya veníamos con esta idea de hacer algo. Hacía un frío bárbaro, una noche horrible, así que preparamos unos termos y salimos a repartir. Casualmente era un viernes y la verdad es que no encontramos mucha gente en la calle, lo cual era una buena noticia porque si vamos a CABA por ejemplo, vemos la avenida Corrientes llena de gente durmiento a la intemperie, en cambio en ese momento acá en Pergamino eran muy pocos.
A esa experiencia la repetimos este año porque había veces que con las viandas estábamos muy justos pero hubo otras que por suerte, por providencia, estábamos bien con la cantidad de comida y de alguna manera había excedente. Así que en esas oportunidades salíamos a la calle a repartir lo que sobraba y lo cierto que el año pasado, a diferencia de lo que ocurrió cuando salimos con el café, sí se vio mucha gente.

Estamos hablando de una situación límite, porque ya no se trata de pobreza sino de gente que no alcanza a tener un plato de comida.

Benedetti: Hay que tener eso siempre presente y ponerse en el lugar del otro. Tener que ir a pedir con mi hijo que por favor te den un plato de comida implica tener cuidado porque la persona está en una situación de vulnerabilidad muy grande. A mí particularmente me dolía mucho la gente grande, de 70 u 80 años, yendo solos a buscar esa comida y que te dijeran que gracias a nosotros ellos comían el viernes. Cuando uno es joven se la va rebuscando. Vas haciendo una changuita o algo, pero la gente mayor ya pasó toda su vida haciendo labores, siempre es como que es lo que más me cuesta.

Figueroa: Además había que esperar, es decir, ellos también se fueron acostumbrando a la dinámica. Empezábamos a cocinar a las 5 y media o 6 de la tarde y ellos sabían que tipo 8 u 8 y media entregábamos las viandas. Por lo tanto había que ir a esperar y hacer una fila. El invierno de 2024 fue crudo y bueno, a veces, si el recurso estaba, tratábamos de salir con un mate cocido o un café para hacerles más amena la espera.

 

Contaron que primero la demanda fue poca pero que con el tiempo creció ¿cómo se las arreglaron para absorber el aumento de la demanda?

Figueroa: Y... es un salto de fe, con Caritas sabíamos lo que teníamos porque estábmos ahí; pero en el caso del cole dependía de la voluntad de los que ayudaban: los profesores decían 'hace falta tal cosa' y los padres de los alumnos iban acercando aquello que se les pedía. Pero no había nada que los obligara. Llegábamos el viernes a la tarde, con la comanda de cocina y había que esperar a que llegue la gente de Maristas con los productos. A veces había un montón y a veces lo justo, Pero siempre alcanzó y hasta a veces sobró.

En ese sentido hay un porcentaje no menor de la población de Pergamino que es extremadamente solidario.

Benedetti: Es exactamente así, por ahí llegaban donaciones o gente que se acercaba a preguntar en qué podía ayudar . Es una actividad que surge en un ámbito parroquial de una iglesia, pero lo cierto es que no se limita a eso. Las puertas están abiertas para aquel que quiera colaborar desde lo económico, desde algún recurso de cocina o con sus propias manos. No se hace nada místico, por decirlo de alguna manera. Normalmente hablamos de alimentos pero además de eso se neecesita film, tenedores, bandejitas, bolsitas. Todo eso.

 

Organizar una actividad solidaria no es tarea fácil, pero hacerlo durante todo un año es extremadamente difícil ¿cómo se logra?

Figueroa: Es difícil mantener un grupo estable de colaboradores porque surgen problemas personales, alguien se enferma, o tiene que cuidar a un familiar, o surge un problema en su casa, o un trabajo imprevisto, o simplemente se genera cansancio, entonces por ahí rotábamos, a veces iba ella, a veces iba yo, tratábamos de ir siempre los dos, y en lo que respecta a los demás grupos, por suerte, como bien decías vos, Pergamino es solidario y había mucha gente anotada para cocinar, entonces pudimos establecer un esquema de rotación, lo íbamos coordinando.

¿Están ahora en un impasse?

Benedetti: Lo que hicimos fue reforzar durante diciembre, con dos bolsones alimenticios bastante generosos y para las fiestas preparamos dos bolsones más, uno que tenía, provisiones básicas todo lo se pudo recolectar, verduras, frutas, y otras cosas; y otro aparte que era especial para Navidad, para que ellos también pudieran compartir la Navidad como lo hace cualquiera; con un turrón, un pan dulce o una garrapiñada, además de una tarjeta navideña porque cada viernes, si bien uno, como vos decías, presta sus palabras, un abrazo, la escucha, también es dejar un mensaje. Entonces a veces nos pedían oración y nosotros a través de esa tarjeta dejamos un mensaje recordando que también estamos para lo que necesiten; un mensaje de Dios para ellos.

¿Van a seguir durante este año?

Figueroa: Casualmente hoy veníamos charlando un poco de eso; es necesario recargar fuerzas, recargar energías. Y hay algunas cosas que ajustar también. Nos sentaremos quizás en febrero con la gente de Maristas, con el Padre Jorge, y reestructuraremos lo que haya que reorganizar para ver cómo mejoramos y para sostenelo durante todo este año y si hay alguno que quiera sumarse lo esperamos.

 

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