Rafa Rivas es una figura reconocida en el ambiente artístico local. Durante muchos años, a través de la Escuela de Comedia Musical, que dirige, presentó gran cantidad de obras en distintas salas de la ciudad. Es amigo íntimo de la gran actriz Georgina Barbarossa, que visitó varias veces Pergamino y supo llenar en incontables oportunidades la sala mayor de la Casa de la Cultura con espectáculos especiales en vacaciones de invierno.
Además, todos los años realiza una muestra teatral con grandes descuentos en las entradas a cambio de un alimento no perecedero, que después se distribuye en distintos comedores y merenderos de la ciudad.
En la actualidad, decidió mudarse de la Casa de la Cultura para encarar el emprendimiento de su propia sala teatral: el Microteatro, ubicado en Chile 798, donde se presentan obras de gran nivel con un clima intimista.
Rafa estuvo como invitado en la última edición de EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite los martes a las 19 por la señal de streaming Fana Digital, y habló sobre sus comienzos, su trunca carrera de contador público nacional, y su experiencia como productor en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde adquirió experiencia que luego aplica en las obras que presenta en Pergamino.
¿De donde te surge la pasión por las tablas?
Desde que tengo uso de razón, siempre las tablas, aunque me gustaba más lo que pasaba atrás de las tablas. Por eso después me dediqué a la dirección y a la producción. Me gusta también la parte de escenografía, vestuario, como que me gusta saber de todo para que esté todo más o menos organizadito en una producción. Eso es algo que me dio la facultad, ya que cuando uno estudió te va orientando y te va amoldando a lo que uno mejor puede desarrollar.
¿Cuándo tomaste la decisión de que el teatro iba a ser tu medio de vida?
Fue raro, porque vengo de una época que la familia te decía lo que tenías que estudiar y en la mía, que era de campo, muy tradicional, había un abogado, un ingeniero, etc. Y faltaba un contador, así que como soy el más chico de la familia, me tocó a mí estudiar esa carrera y la verdad que me fue bien, me faltan cuatro materias para recibirme pero no las pienso dar porque me interesa tener el título de contador.
Cuando llegué a Buenos Aires pensé "bueno, ya estoy donde atiende Dios así que vamos a ir a su oficina y ver que pása" y eso se dio tal cual porque en el último año de la carrera empecé a ver otras cosas y me puse a estudiar cine, televisión y comedia musical y me costó pero pude convencer a mis padres de que era lo mío y que era lo que quería para mi vida.
¿Dónde estudiaste, Rafa?
Empecé en Buenos Aires Comunicación, que ya no existe más, ahora es el Polo Audiovisual de Palermo. Está frente a la sede de Canal 9, a la vuelta de la Universidad de Palermo. Ahí adquirí mucha experiencia porque empecé a conocer y a hablar con los chicos, los compañeros. Salíamos con las cámaras a hacer notas, trabajos prácticos de la facultad y entonces descubrimos que la Universidad de Palermo era exactamente lo mismo, pagábamos lo mismo y ofrecía más ventajas. Así que me pasé a la Universidad de Palermo y después comedia musical en la Fundación Julio Boca.
¿Cómo se dio tu ingreso al mercado laboral?
Todo en mi vida fue golpeando puertas, nada me cayó de arriba. Me acuerdo que en su momento yo primero hice pasantías de producción audiovisual. No me gustaba tanto la tele y si fuese por mí estaría trabajando incluso afuera del país, porque tuve posibilidad, pero esas pasantías me permitieron ganar experiencia y conocer gente, estuve en La Niñera, en el programa de (Marcelo) Tinelli, en Casados con Hijos, siempre en producción. También ahí tuve mi primera desilusión con el ambiente porque trabajé para hacer un casting de los artistas de una serie y después el productor se quedó con todo mi trabajo.
De todas formas, eso permitió que se abrieran otras puertas y para eso también me sirvieron los estudios de contador.
¿Trabajaste en la parte contable de alguna producción?
Algo así: yo quería trabajar así que empecé a golpear puertas y a llamar por teléfono. Miraba todos los programas y en el momento de los títulos anotaba los nombres de los productores y despúes los llamaba. Antes no había celulares como ahora, o sí, pero lo que no había era WhatsApp; lo que hacía era ir al locutorio que tenía enfrente o a otro que dos cuadras del departamento donde vivía, y agarraba la guía telefónica ¡buscaba nombre y apellido de los productores y los llamaba a su casa!. Hoy parece algo de locos pero así llegué a contactar a Sofía Aguirre, que era la productora ejecutiva de Cris Morena en ese momento, y que ahora también está con Margarita. Y empecé a hacer pasantías con ella en la producción ejecutiva. Ahí apliqué los conocimientos que me dio la carrera de contador.
Después, por una cuestión de trabajo terminé yendo al teatro, donde en ese momento estaba Floricienta. Y nada, me encantó todo eso, y dije, me quiero quedar acá, no quiero estar allá en una oficina haciendo números.
Es decir, te gustaba la producción artística más que la ejecutiva
Si, por suerte pude pasarme al área de prensa, con Anita Tomaselli, era otra cosa ese trabajo y me permitió empezar a tener contacto con los artistas, que era con lo que a mí me gustaba. A partír de ahí se dio el crecimiento y la experiencia, e hice un montón de amistades con las que hoy en día sigo teniendo contacto.
¿Cómo surge la amistad con Georgina Barbarosa?
Ella es mi madrina madrina artística y yo la amo con toda mi alma, siempre le digo que es como mi mamá putativa, hablamos casi todos los días.
Con Georgina surgió que nosotros veníamos hablando y siempre comentábamos que nos gustaría trabajar juntos y demás. Nos habíamos cruzado en un par de eventos y cuando volví de Buenos Aires a Pergamino, hace 13 años, vino una obra de (José María) Muscari a La Casa de la Cultura y como soy muy amigo del asistente dirección Diego Rinaldi, que por una cuestión de la vida daba clases de teatro con Georgina. Así que pudimos establecer un contacto y desde entonces surge una amistad; empezamos como a hablar con Georgina y hacíamos videos, compartíamos cosas. Cuando viajaba a Buenos Aires, íbamos a la casa de ella y entonces como que la amistad que empezó por otro lado y terminó como desde otro carácter, con otra mirada y hoy en día somos literalmente familia, nos adoramos y pudimos darnos el lujo de que viniera varias veces a Pergamino.
Estabas trabajando en CABA y te iba bien: ¿qué te hizo volver a Pergamino?
En realidad no lo tenía pensado. Pero todo se da por algo en la vida: me salió una pasantía para la RAI (Radiotelevisione Italiana), en Italia. Era chico en ese momento y primero pensé en todo lo que iba extrañar a mi familia y encima mi mamá ,que era muy gallina con los pollitos y consideraba que estando en CABA ya estaba lejos; así que tomé la decisión de quedarme.
Entonces me llamó Jorge Abal (ex director de Cultura de Pergamino) y me comentó que la UNNOBA, que tiene una escuela de comedia musical y me ofreció hacerme cargo de ese espacio en Pergamino, así que empezamos en septiembre del 2012 en la UNNOBA; que no fue una mala experiencia pero la verdad es que me me tiré a la pileta porque el proyecto era interesante pero estaba medio como agarrado con pinzas y cuando empecé a dar clases, era mucho la demanda de chicos que tenía. Al año siguiente no pudimos llegar a un acuerdo y dejé de hacerlo. Pero los chicos y los padres me escribían que querían hacer algo, porque no había una escuela de comedia musical en Pergamino. Así que me animé y me largué con eso; al principio iba y venía de Buenos Aires pero después fue tanta la demanda qeu terminé instalándome acá Crecimos tanto con eso que terminamos en la Casa de la Cultura, el espacio nos permitía hacer un montón de cosas. Estuvimos 10 años ahí.
¿Fue entonces cuando surgieron los recordados espectáculos de vacaciones de invierno?
Hasta 2013 o 2014 no había tantas producciones locales: estaban Copetín, Fideo Fino y había compañías chiquitas que hacían presentaciones. En 2014 estrenamos una obra en la sala, la chica de la Casa de la Cultura y fue un boom. Creo que a partir de de ahí se empezó a gestionar el tema de las vacaciones de invierno y yo siempre estuve de acuerdo en que vayamos a todas las compañías a trabajar por la cultura local, ya que hay mucho talento en todas las escuelas, en todos lados.
Con lo que me preguntabas de los espectáculos invernales, pasamos de llenar la sala chica a llenar la sala mayor y así hemos hecho temporadas tremendas. Durante 6 o 7 años hemos tenido localidades agotadas todos los días, a veces hacíamos dos funciones diarias.
¿Cómo surgió la campaña "El teatro hace bien y ayuda"?
Justamente, nos fue tan bien con la comedia musical que pensé en devolverle a la gente un algo por todo el apoyo que nos da. Así nació la idea de esa campaña, que seguimos realizando hoy en día. Funciona así: vos traes un alimento no perecedero y te descontamos un buen número en la entrada. Eso se convirtió en una colecta masiva y en eso quiero agradecer a Marta Giacopetti y a Florencia Michetti; que ayudaron mucho para que eso funcionara. también.
Fue tanto el éxito que en un momento los comedores nos pidieron que no les lleváramos más donaciones porque no llegaban a consumir todo. Así que empezamos a llevar los alimentos a la Casa del Teatro, de Buenos Aires, yo trabajo conjuntamente con Linda Pérez que es la presidenta hoy en día, entonces todo lo que sea alimento y medicamentos también iba volcado a la Casa del Teatro.
Pero eso no terminó ahí porque después hicimos colectas de juguetes para Navidad, para el Día del Niño y se empezaron a hacer muchas cosas.
El arranque de 2025 te encuentra dirigiendo el Microteatri, un proyecto que fue una patriada en su momento.
Es un lugar amado que queda en Chile 798, frente al galpón de la juventud de la Municipalidad; lo encaramos junto con mi socia Lula Cardinale que es con quien trabajamos en la escuela, que hoy en día la escuela de Comedia Musical es la más grande de la Provincia de Buenos Aires, también eso nos enorgullece y creo que nos tiene que enorgullecer a todos los pergaminenses.
Resulta que sentíamos que la Casa de la Cultura nos había ofrecido muchísimo pero que habia llegado el momento de abrir las alas y volar. Nos enteramos de que Gabriel Pardo tenía un local vacío en alquiler, llegamos a un acuerdo y nos lanzamos.
¿Fue difícil poner en marcha un proyecto como ese?
Si, costó como toda cosa nueva. El microteatro es un formato que es boom en el mundo y nosotros estamos haciendo las microexperiencias para que la gente conozca. De golpe nos encontramos con toda una camada de gente adepta a esta forma de ver teatro breve en 12 o 15 minutos, varias obras en simultáneo y consecutivamente. Al mismo tiempo abrimos nuestro microcafé, que está al lado de la sala; así que podés tomarte un cafecito, un frappuccino, una bebida fría, algo calentito, comer algo rico y ver algún show, alguna obra de teatro.
Por otra parte, en este momento tenemos la Escuela de Verano, que estamos haciendo junto con Lula, el café abierto los fines de semana y ya empezamos a hacer las noches de variete y de café concert a partir del 22 de este mes. El 3 de febrero empezamos con las inscripciones de todas las escuelas, tanto de teatro, que está a cargo de Nazareth Gil, y todo lo que es comedia musical.
Además, y esto es una primicia, estamos preparando un año maravilloso con un montón de artistas que van a venir a visitarnos. En 2024 pasó mucha gente: Juan Gil Navarro, Esteban Pérez, Graciela Stefani, Esther Górez, Luis Machín, bueno, han venido muchísimos, y este año van a venir muchos, más por suerte.
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