Tomás Fernández nació en Pergamino y desde muy joven sintió fuerte pasión por la literatura. El hoy consagrado escritor (que ha publicado bajo el seudónimo Kim Baker) comenzó su carrera en el taller de Abelardo Castillo. Se graduó en Letras en Buenos Aires, luego recibió un doctorado en Bélgica y regresó a Argentina, donde ingresó al CONICET.
Además, Tomás es profesor de Griego en la UBA y ha publicado "Jackpot" una obra de teatro que se estrenó hace cinco años, "Se respiren"; en 2021, "El Territorio", en 2023 y "Una mujer bastante espléndida" en 2024.
Días pasados, Tomás Fernández estuvo como invitado EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite por la señal de streaming Fana Digital los martes a las 19, donde habló de su forma de escribir, su vínculo con la lectura, la relación de la humanidad con la tecnología, su conocimiento del ruso y otros temas personales.
¿Como vive un escritor esta época de pantallas, celulares y redes sociales?
Uno a lo mejor quisiera ser novelista fulltime o algo así, pero sabes que lo más probable es que eso no suceda o si sucede, sea por un golpe de suerte, y entonces tenés que o dar o un taller literario, o ser profe, o tener otra profesión para subsistir.
Esto es lo que decía (Ricardo) Piglia, que vivía de la literatura, pero no de sus libros, sino de los cursos que daba, de las charlas y de todo lo demás. O sea que ni un escritor como él pudo en algún momento vivir de la literatura. El mismo Vargas Llosa, creo que en los 70s y los 90s, había publicado y era una superestrella de la literatura, no vivía de los libros que publicaba. Se trata de adaptarse a lo que ocurre en la actualidad. La gente joven, los que están en la escuela secundaria, leen mucho en el teléfono o escuchan audiolibros cuando viajan en el subte. Se diversificó un poco en el medio y lo que hoy percibimos es que es muy fácil ser autor: se puede publicar en Instagram, en Whatsapp, publicar un libro en tirada muy reducida y podemos llegar a todo el mundo, lo que no hay tanto son lectores.
Además comprar un libro se ha vuelto extremadamente costoso.
Eso pasa sobre todo en Argentina, en el resto del mundo es diferente; por ejemplo en España hubo un repunte de industria editorial y eso se está extendiendo a otros países europeos y es como para entusiasmarse porque lo que pasa allá a la larga termina pasando acá.
Dentro de la actividad literaria ¿Qué fue lo que te hizo decidirte a ser novelista?
De hecho para mí es mucho más esfuerzo un cuento que una novela. Una página de un cuento me exige mucho más que una página de novela porque si vas a escribir una novela, por un lado te puede obsesionar un poco y te hace distraerte del resto de la vida. Creo que tener un novio o una novia novelista, o un padre novelista puede ser muy terrible, porque de repente te absorbe un montón.
En mi caso, cuando encaro una novela tengo la historia en la cabeza y solo tengo que recuperarla y traducirla. En cambio si se trata de un cuento, tener que empezar de cero es mucho más difícil, porque el impulso inicial a veces tarda un poco más en llegar. Una novela, en cambio, es como entrar a una autopista. En ese caso sigo el consejo que daba Stephen King, que no es santo de mi devoción, en su libro On Writing: ahí explicaba que la primera versión de una novela debe ser escrita en no más de tres meses porque de lo contrario uno se pierde. Se olvida el personaje, se olvida de lo que le pasó; una vez escrita la historia, podés rescribirla en tres o veinte años, pero la primera escritura no debería llevar más de tres meses
¿Cómo fue ver impresa tu primera novela?
Fue muy lindo; era algo que yo ya venía preparando desde hacía mucho tiempo en mi cabeza y por eso no es exactamente qué me haya sorprendido pero fue muy satisfactorio. Sobre todo eso de hacerlo circular entre la gente a la que hasta ese momento no conocías, tener el feedback y el significado más importante de eso es que me dio energías para seguir adelante.
¿Te gusta leer? ¿Leés mucho?
Soy un lector bastante adicto; me paso gran parte del día leyendo tanto por placer como por temas laborales. No concibo mi vida sin la lectura.
¿Escribís todos los días?
La verdad que sí, en ese sentido hay que aclarar que hay básicamente dos tipos de escritores: los que escriben mucho rápidamente y los que escriben muy poquito; estos últimos suele tener que corregir menos; mientras los otros tienen que repasar todo varias veces. Yo me incluyo entre éstos: puedo escribir 5 páginas en una hora; aunque si me pongo 4 horas a escribir puedo quedar agotado para el resto del día; que es lo que casi siempre me pasa porque tengo la cabeza muy puesta en la novela que estoy escribiendo y me olvido del resto del mundo.
Eso quiere decir que si tengo que hacer otros trabajos, dar una clase o armar un artículo, no me puedo dedicar del todo a una novela porque por un lado me quedo sin energía para las mismas cosas y por el otro lado sin tiempo.
¿Y entonces cómo te organizás?
Escribo más o menos la mitad del año y el tiempo restante lo dedico a mis otros trabajos. Cuando estoy metido con una novela le dedico el día completo; inclusive cuando no estoy escribiendo, como cuando salgo a caminar, pienso en los personajes de la historia y en el proyecto en general.
Muchos novelistas suelen grabar sus ideas para desarrollarlas después ¿pertenecés a ese grupo?
A veces lo hago; a mí me parece que una buena formulación sale fácilmente pero mirá, si hay que usar sólo determinadas palabras y no otras, es bueno grabarlas para que quede armado; sobre todo cuando no tenés a mano la posibilidad de escribirlo. Entonces agarrás el celular y lo grabás.
¿En qué estás trabajando ahora?
Estoy empezando una novela que tiene que ver con el mundo ruso en Argentina. Es una historia que mí siempre me fascinó un montón. Tuve la suerte de ser compañero de escuela de una chica nacida en Moscú y que me contó un montón de cosas. Viví un tiempo en Moscú y descubrí un mundo fascinante; conocí la hospitalidad rusa. Esta amiga mía, que era nativa, me contó que sentía que a ella no la trataban tan bien como a mí y que eso ocurría por ser extranjero.
Es muy llamativo porque a cualquier lugar que vayas, a lo mejor te invitan a su casa, a cenar, y después no te dejan ir, te piden que te quedes a tomar un trago o un café más. No importa la barrera del idioma, aunque sea por señas, se termina logrando un intercambio.
Además, son un pueblo muy lector.
Y entonces estás estudiando esa colectividad y su historia en Argentina
Estoy buceando un poco en recuerdos que tengo y además adentrándome un poco en lo que pasa ahora: hay montones de actividades relacionadas con la colectividad rusa en buenos aires, hay una feria en colegiales; boliches, bares, teatros. De todo. También me interesa lo que pasó antes de eso; cuando viajé a Moscú y conocí a algunas personas rusas en un momento particular en mi vida, un poco también para reconstruir lo que me pasó a mí durante mi vida desde 2016 hasta ahora.
Estuviste también realizando una actividad muy linda en la Biblioteca Menéndez.
Así es, fue realmente muy divertido poner en práctica la escritura de un libro desde lo social, la que la escritura es una tarea solitaria. Y la pasamos bárbaro aplicando ese concepto de lectura vertical a obras de (Roberto) Arlt y (Jorge Luis) Borges.
¿Qué es la lectura vertical?
Es, por definición, la que se opone a una lectura horizontal; en un sentido amplio la lectura horizontal es la que tiene que ver con la estructura mental. Juan dice tal cosa y tal cosa sería una cuestión específica. Sin embargo, cualquier obra literaria, y hasta cualquier charla medieval está cruzada por un montón de elementos verticales. Por ejemplo: Juan hace esto, pero Juan es de tal manera, hay un montón de aspectos verticales que se cruzan y que le dan riqueza a la obra artística. Todos los grandes escritores ponen mucho el acento en la desarrollar la parte vertical. De manera tal que nada menos que Arlt y Borges permiten hacer hincapié en ese sentido y la verdad es que de la actividad salieron intercambios muy aprovechables, muy profundos.
Sos bastante prolífico en creaciones.
Ocurre que escribo mucho tiempo y creo que soy una persona, no sé si decir obsesiva, pero no hago tantas cosas. Me paso el día trabajando solo, a la tarde salgo, recibo gente y hago otras cosas pero en general paso la mayor parte del día solo, escribiendo, y eso a la larga permite crear mucho.
¿Qué autores te han influido como novelista?
Mediría esa influencia en horas de lectura, y creo que los dos escritores con los que más horas pasé son Homero, el padre de la lectura occidental, (William) Faulkner y (Jorge Luis)Borges; tanto sus cuentos como por ahí algún ensayo. Borges es increíble: gracioso, irónico, con esa temática vinculada con los sueños y los mundos irreales que hasta pueden ser tomados como reales.
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