Luciano Salaberría tiene 37 años y es productor ganadero; pertenece a una familia de varias generaciones de productores rurales y dirigentes de la Federación Agraria Argentina (FAA), la entidad nacida durante el legendario "Grito de Alcorta", hace 112 años y actualmente es el titular de la filial Pergamino de esa institución.
En la última edición de EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite por la señal de streaming Fana Digital, Salaberría habló de sus inicios como productor y como dirigente, reivindicó la vida en el campo y aseguró que los productores "no son formadores de precios" .
Venís de un linaje agropecuario.
Perdí un poco el árbol genealógico pero todos mis familiares directos fueron productores. Nací y hasta los 13 años viví en el campo y siempre estuve dedicado a la actividad agropecuaria y fui a un colegio de campo: la Escuela 26, que pertenece a la jurisdicción de Guerrico. Mi primo y yo nos criamos en dos campos a 50 metros de distancia uno de otro. Por parte de mi mamá, mi abuela tenía un almacén de campo típico; el Paraje Llera, donde hasta hace 20 años se hacían grandes bailes. El clásico del 1 de diciembre, por ejemplo, organizado totalmente por mi abuela.
Tengo muchísimos amigos de esa época e incontables recuerdos.
Esa vida rural ha cambiado hoy en día y muchas familias dejan el campo para instalarse en las ciudades.
Ha cambiado mucho la realidad de la vida diaria. Cuando nosotros éramos chicos no había la tecnología que hay hoy. Si vos llevás a los jóvenes al campo pasan uno o dos días y al tercero ya se quieren volver. Uno de los motivos es la conectividad, otro la seguridad. Varias cosas hicieron que muchos de los jóvenes se vayan. Se hace cada vez más difícil el arraigo en el sector rural.
Pasa también en los pueblos, donde se está dando cada vez más un fenómeno similar a lo que ocurre en Europa, donde en los pueblos chicos la gente que vive es cada vez más vieja.
En lo que respecta al tema del campo una de las principales causas por las que los jóvenes se van es la falta de conectividad. Porque vos salís de Pergamino, andas un par de kilómetros y te quedás sin señal.
¿Cómo pasaste de la actividad del campo a ser dirigente agropecuario?
Mi bisabuelo por parte de mi mamá, era italiano en la época cuando (Francisco) Noguera arranca con el Grito de Alcorta; la mayoría de los que participaron eran descendientes de italianos, diría que un 80% y hay una foto en la que Noguera está hablando desde arriba de un carro y uno de los que está abajo es mi abuelo; por otra parte mi viejo fue dirigente de Federación Agraria y yo arranqué desde muy chico: en aquel momento estaban Hugo Michetti, Héctor Boldrini, Jorge Solmi... Eramos jóvenes juntos que nos forjamos en el marco de lo que fue el conflicto de 2008, nosotros estuvimos en aquel entonces, formando parte y haciendo oír los reclamos.
Aquel fue un momento bisagra, ya que a partir de entonces la dirigencia agropecuaria tuvo una visibilidad que antes no había tenido.
Eso se dio en todas las entidades y no sólo en la FAA abrió en todas las entidades: pasó en la Rural, en CRA; en CARBAP, la gente empezó a involucrarse ya sea dentro de la entidad o fuera de la misma. Ya que también estaban los autoconvocados. Veo eso de manera positiva porque considero que la gente tiene que participar. Muchas veces nos quejamos de que algo está mal o que no funciona, pero no hacemos nada para cambiar esa realidad.
En las entidades pasa lo mismo, muchas veces nos equivocamos o tomamos decisiones erróneas, pero los mismos socios no te presionan, no te guían y te dicen "andá por este lado", con la gente involucrada y participando las cosas salen siempre mejor.
¿Qué cuestión particular recordás de aquellos años en la juventud de FAA?
Fui director Nacional de Juventud en Federación Agraria con Eduardo Buzzi y eso me dio un montón de amigos en todo el país; tenía la función de ir a recorrer, a ver problemáticas, a conocer otras realidades, recorrí en aquellos tiempos todo el país y fui varias veces como representante de Federación Agraria a la Confederación de Organizaciones de Productores Familiares del Mercosur Ampliado (COPROFAM), que es una organización que está en Uruguay, la sede está en Montevideo, que la integran todos los países de América del Sur y del Caribe, en relación con la Food anda Agricultural Organization (FAO), con sede en Roma. FAA es la única entidad de la Argentina que integra a la COPROFAM y durante un año me tocó intergrarla; eso me dio oportunidad también de viajar, de conocer gente, chicos de otros países.
Depende cómo cada uno lo aprovecha a mí me enseñó un montón de cosas más allá de lo que es conocer gente, pero me enseñó otras culturas, otras realidades. Eso es maravilloso.
Te toca una época de cambios en la FAA.
Bueno, Carlos Acetoni, presidente nacional de FAA, tuvo la desgracia de perder la vida en un accidente pero de igual manera no hubiera podido renovar por cuestiones de estatuto y en este momento Andrea (Sarnari) es la primera mujer que conduce una entidad agropecuaria; ella estuvo acá, decidimos apoyarla aunque el otro candidato era de Alcorta, pero Omar (Barchetta) lleva ya muchos años dirigiendo y soy un convencido de que los cambios son positivos. El cambio es bueno. Al cambiar la persona, cambia hacia dónde quiere ir. Considero que debería existir un límite temporal para los cargos; si vos querés digamos 8 años como máximo. Hay casos de gente que a estado en alguna entidad, gremial o sindical durante veinte, treinta y hasta más años todavía, y eso ha ido en detrimento para la institución.
Por ejemplo, Eduardo (Bussi) se fue después de 14 años de estar al frente de FAA, con un desgaste terrible. Tendria que haber culminado su mandato varios años antes. Insisto; para mí lo importante es renovarse, cambiar. No necesariamente por alguien más joven, puede inclusive ser mayor, pero lo imprtante es la renovación.
¿Cómo es hoy producir? ¿Sigue siendo muy complejo? ¿Están siempre al borde de la pérdida como suele decirse?
En Argentina de por sí venimos con desventaja por el tema de las retenciones, hay que tener en cuenta que de todo lo que producís el 37 por ciento va para el gobierno. Desde ahí tenés que cubrir todos los gastos con lo que te queda y para colmo hoy el factor climático está afectando terriblemente, porque si bien ahora empezó a llover un poco, venimos con muy poca lluvia. El maíz empezó a mostrar la necesidad de agua y estamos en la peor época, porque ahora está en flor y armando grano. O sea, si no llueve, ese maíz va a tener un grano chiquitito.
Por otra parte, lo que es ganadería también está complicado porque por más que empiece a llover hoy mismo el pasto no nace de un día para el otro y los costos de producción aumentan terriblemente cuando vos alquilás un campo y si encima no te llueve vas a tener que poner comida para que el animal esté alimentado. Esos son todos gasto extra y los números están muy finitos.
Hoy casualmente me hacían una nota en un programa de radio y me preguntaban cómo estaban los números: contesté que la ganadería aumentó ahora un poquito, pero muy poco a lo largo del año. Mientras tanto todo subió; vos hoy vas a comprar un kilo de vacío el fin de semana a la carnicería y te va a costar once mil y pico de pesos mientras que a nosotros nos pagan dos mil y pico de kilos.
Eso pasa no sólo en el tema de la carne, los productores lácteos y frutícolas suelen contar lo mismo ¿Por qué?
A eso es muy fácil comprobarlo; vas a la feria, mirás el precio del Gordo y sacás la diferencia con el precio que pagás en la carnicería. Hay alguien que entre el precio que lo paga y el que vos lo pagás, hizo su negocio. Porque al productor obtener un animal gordo le lleva un año y medio o dos. Y el tipo que lo compra en la feria, lo mata y lo pone enseguida a la venta y ve de inmediato la diferencia. Siempre fue así en todo.
Hoy me reía porque veía un productor que tenía un paquete de polenta en la mano y decía que del precio final sólo un diez por ciento correspondía al producto; entonces hay que pensar que entre el grano y la góndola le ponen un 90 por ciento del precio. Por eso decimos que nosotros no somos formadores de precios, corremos el riesgo, producimos y vendemos, pero no somos nosotros los que determinamos el precio del producto final.
Más allá de las visicitudes que contás ¿Cambiarías de vida?
No, soy productor desde siempre: me crié en el campo, me encanta ir allá, lo disfruto. Ando mucho en el campo con mis nenes, los llevo desde que eran bebés y disfruto de mi trabajo y de su compañía.
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