Susana Salauati: "El incendio de 2009 fue la mayor tragedia cultural de la historia de Pergamino"
Médica local, mentora de la Asociación de Amigos del Museo, cuenta los inicios de la entidad y anticipa novedades para 2025. Su particular colección de azucareras
En la madrugada del 5 de noviembre de 2009, un incendio destruyó la antigua estación Pergamino del ex Ferrocarril Mitre, ubicada en Alsina entre Dr. Alem y Luzuriaga; el fuego destruyó casi la totalidad del edifició, de gran valor histórico arquitectónico, la tradicional confitería Mitre, que funcionaba en el predio, y el entonces llamado Museo y Archivo Histórico de Pergamino, donde se almacenaba toda la documentación relacionada con la ciudad desde la época colonial y gran cantidad de objetos. En el inmueble también funionaba el Centro de Excombatientes de Malvinas.
Sector del andén de la estación del ex Ferrocarril Mitre, imagen tomada aproximadamente a las 6:30 del 5 de noviembre de 2009.
Los testimonios fílmicos y gráficos de aquella jornada son por demás elocuentes, el fuego destruyó prácticamente todo y se llevó en unas pocas horas la totalidad de la reserva historiográfica de la ciudad. Aún hoy, a 15 años de ocurrido el hecho, se desconocen las causas que originaron el incendio y tampoco si fue o no intencional; el recuerdo de ese día quedó grabado para siempre en la memoria de los pergaminenses.
Apenas unos días después del incendio, cuando personal municipal todavía removía las cenizas intentando salvar algun documento de valor, con el techo del inmueble destruido, las antiguas puertas carbonizadas, y los pisos y paredes totalmente tiznados, nació la Asociación Amigos del Museo y Archivo Histórico, con la intencion original de reconstruir el museo, rescatar los elementos que se pudiera y peticionar a las autoridades para preservar, aumentar y poner en valor el patrimonio histórico de Pergamino.
Fachada de la estación, donde funciona el Museo, hoy reconstruida.
Una de las principales figuras desde el nacimiento de la Asociación es Susana Salauati, médica con enorme pasión por la historia y el patrimonio cultural, trabajadora incansable que presidió la entidad durante varios años y que en la actualidad continúa trabajando y proponiendo ideas para mejorar el Museo local.
A quince años del incendio y de la creación de la Asociación; DiarioNucleo.com mantuvo una extensa charla con Susana, que realizó un balance de lo realizado hasta el momento y anticipó algunas de las actividades que buscan llevar a cabo durante 2025.
¿De dónde viene esa pasión por la historia y por la preservación de las cosas antiguas?
- "Me lo inculcó mi profesora de la materia en el secundario, que fue la gran Marta Gisbert, una docente extraordinaria que tuvo la escuela Normal. Por otra parte pienso también que al haber vivido en una casa antigua, con galería y patio, en un barrio de viviendas viejas y chatas como Acevedo, con un paredón de ferrocarril que nos separaba del resto de la ciudad y en una zona de inmigrantes, fundamentalmente árabes e italianos, escuchando el ruido del tren, transitando por el puente de fierro que existe hasta nuestros días me generó una pasión por lo antiguo y lo ferroviario.
Recuerdo que viajábamos en tren a Buenos Aires y demorábamos seis horas en llegar así que toda la gente viajaba munida de bolsos con comida. Mi madre, con tres hijos, viajaba a ver a mis abuelos y llevaba un bolso con provisiones y así alegremente transitábamos los viajes en tren. Era maravilloso".
¿Eso te llevó a acercarte al Museo?
- "Así es, desde sus inicios, cuando la directora era Marita Fekete, que había puesto un museo de corte histórico muy interesante, muy prolijo, donde había muchísima actividad y donde inclusive se organizaba la Feria del Libro: con personalidades que concurrían, como Jorge Asís, con el cual tuve el gusto de charlar bastante porque fuimos una delegación del Club Sirio a saludarlo, con el primer embajador de Palestina, que también lo trajo el club también a una reunión, a una charla informativa. Recuerdo que fue luego del atentado a las Torres Gemelas, así que se requirió muchísima vigilancia policial para la llegada del embajador tanto en el hotel como en la charla. Yo nunca había vivido una situación semejante.
Esa época de tanta actividad culminó con un gran homenaje a los inmigrantes que se hizo en septiembre, un par de meses antes del incendio, con una escenificación en la que de un tren bajaban inmigrantes de los distintos países con sus atuendos, sus valijas y hacían una teatralización. Fue muy impresionante para todos los que estábamos ahí".
Y entonces sobrevino el incendio.
- "Aquello fue la peor tragedia cultural que tuvo esta ciudad, sin lugar a dudas. Allí se perdió el 100% del archivo y se salvaron el 80% de los objetos, todo quedó destruido, tiznado, con las puertas quemadas. Fue un suceso desgraciado por donde uno lo mire y, bueno, fue allí cuando un grupo de vecinos reunidos en la plazoleta Cerruti decidimos constituir una comisión para impulsar la reapertura: primero la puesta en valor porque estaba todo quemado, y después la reapertura del Museo. Inicialmente era eso, molestar a las autoridades para que intervinieran y además ayudar a mejorar el funcionamiento y crear nuevas actividades para que la institución volviera a ser lo que había sido. Hicimos los trámites para constituir primero entidad de bien público y obtuvimos luego la personería jurídica. Hoy estamos establecidos, pagamos impuestos, hacemos balances contables y los presentamos en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas y tenemos nuestras autoridades constituidas; es decir que todo está muy reglado y muy transparente".
Volvamos por un instante al 5 de noviembre de 2009: ¿qué sentiste cuando viste las llamas devorándolo todo?
- "Ver esa situación injusta, llorar a tanta gente toda llena de tizne, de carbón, revolviendo, buscando objetos que pudieran ser salvados fue una cosa terrible, inolvidable y gracias a Dios no hubo que lamentar ninguna pérdida humana; sin embargo, reitero que ese siniestro fue la gran catástrofe cultural de Pergamino. Ver esa devastación fue lo que me infundió ganas de trabajar para cambiar la situación. Pienso en mi caso como médica, cuando ves que un paciente se está muriendo y uno sigue luchando y entonces ve una mejoría y luego otra, y otra. Entonces decimos “no se va a morir, vamos para adelante”. El impulso es exactamente el mismo. No tengo la pulsión de la muerte sino de la vida. De pensar que siempre se puede un poco más y que siempre va a mejorar. Esas ganas de trabajar siguen siendo las mismas quince años después de aquella tragedia".
¿La Asociación tiene una sede física?
- "No la tiene: inicialmente nos juntábamos a charlar en el Hotel Fachinat y tiempo después, cuando se dio la reapertura del museo, nos asignaron un espacio en la sala de reuniones, que era el lugar donde antiguamente funcionaba la boletería de la estación, en el hall de entrada. Posteriormente el Municipio decidió poner allí la Dirección de Turismo y nosotros fuimos desplazados. Es decir que cuando necesitamos reunirnos no nos prestan ese lugar y tenemos que trabajar en el interior del Museo o directamente en el bar. Tengo que decir que anhelamos tener nuevamente un espacio físico. Ultimamente se empezó a hablar de que quizá una de las casitas ferroviarias que quedaron después de la demolición que se llevó a cabo hace poco pueda servir como sitio de reunión de la Asociación Amigos del Museo. Creo que lo merecemos después de tantos años de trabajar totalmente ad honorem y de ser un ente autárquico; porque en realidad nosotros no dependemos del Municipio y trabajamos sin generar ningún tipo de molestias, de hecho disponemos de recursos generados por nosotros mismos a través de la cuota social.
¿Cuántos socios tiene la entidad?
- "Tenemos unos 50 socios que pagan una cuota con valor mínimo, que es lo que nos ayuda a llevar adelante algunas actividades. Y si no hay dinero lo ponemos nosotros. Así que, el amor y el esfuerzo de esa gente que forma parte de la Asociación es lo que permite que siga funcionando".
¿Cuáles son los logros más importantes que obtuvieron en estos años?
- "Para analizarlo hay que tener en cuenta lo siguiente: nuestro museo es una entidad joven donde está todo por hacer y para llevar adelante todo eso es necesario contar con recursos, con personal y con ideas originales. En ese sentido la Asociación Amigos del Museo generó de su propia producción muchos eventos. Hicimos concursos literarios, de plástica, caminatas guiadas patrimoniales por toda la ciudad. Llevamos adelante una actividad que se llamó “Un café en el Club Social” que fue muy concurrido, porque asistieron 70 personas a recorrer esa entidad emblemática de Pergamino y a conocer algo de su historia. En una oportunidad también sorteamos una camiseta de (Juan Román) Riquelme que habíamos conseguido, firmada por él mismo, y en 48 horas nos quedamos sin números y nos sentimos felices porque ese dinero era para el museo".
"También habilitamos una tienda de merchandising donde vendemos varios productos con nuestro logo a la gente que va a visitar el museo. Hicimos varias muestras propias en el SUM y además nosotros fuimos comprando objetos; tenemos una lista de los elementos que compramos y donamos para que formen parte del depósito y están inventariados como donados por la Asociación Amigos del Museo.
Por otra parte, debo decir que el Museo creció mucho con la donación de (Eugenio) Giuníppero, cuando su hijo, por voluntad de su padre, donó gran parte de la existencia del Museo Giuníppero-Castellano; todo ese material estuvo y está siendo todavía puesto en valor e inventariado".
Hace un tiempo decidiste dar un paso al costado de la presidencia ¿Por qué?
- "Todo el mundo habla de recambio dirigencial, pero nadie lo pone en práctica y en mi caso creo que hay que vivir como se predica. Estuve más de 10 años coordinando este grupo maravilloso y después decidí que se había integrado Silvina D'Ricco, que es arquitecta y sabe mucho sobre patrimonio porque trabaja en ese sentido en el Colegio de Arquitectos. Así que propuso que ella quedara como presidente y fue una muy buena opción.
Yo sigo colaborando y no puedo dejar de mencionar a dos personas que hicieron muchísimo en estos años que son Daniel Petruccelli y Mónica Membriani, dos trabajadores de fierro y excelentes personas; con ellos somos como Los Tres Mosqueteros, que siempre vamos para adelante".
¿Qué te gustaría cambiar o agregar en el Museo?
- "Me gustaría que hubiera más talleres en el turno de vespertino, que hubiese un espacio para vistar, talleres sobre preservación, puesta en valor de objetos, etcétera. Además me gustaría que se realizaran capacitaciones con especialistas, como hemos hecho en otras oportunidades para los empleados del museo, y otra ampliada en la Unión Ferroviaria, sobre preservación y sobre cómo tendrían que estar los objetos en los depósitos. Recuerdo que en una oportunidad nos quedó una enseñanza muy importante, porque un especialista en una de esas charlas dijo que en un museo es más importante lo que está guardado que lo que está expuesto, y lo que está en depósito debe tener una serie de cuidados especiales porque si se deteriora resulta irrecuperable. Más allá de eso, quiero señalar que no necesitamos ni buscamos ningún tipo de reconocimiento por parte de ninguna autoridad. Simplemente nos encanta trabajar porque teníamos el sueño de ver el museo como nos gusta: lleno de gente, todos los meses con nuevos desafíos, y creo que, quizás a paso lento, pero lo fuimos cumpliendo".
La Noche de los Museos
Una de las ideas que surgió del trabajo de la Asociaión Amigos del Museo y Archivo Histórico es el evento denominado La Noche de los Museos, que el fin de semana pasado tuvo, con gran éxito, su edición número 12; en diálogo con DiarioNucleo.com Susana Salauati hizo un balance sobre las distintas ediciones y anticipó algunas de las ideas que la entidad planea llevar adelante para el próximo año.
¿Cuál es tu balance sobre La Noche de los Museos?
- "Ese evento fue en realidad una idea de la asociación Amigos del Museo y pasó por muchas variantes. Inclusive hubo una edición, la de 2020, que hicimos de manera virtual debido a la Pandemia. La verdad es que nos llena de placer y de orgullo esto de que en una misma noche, en forma simultánea, 20 espacios o 30 o 18 según el caso estén abiertos al público en forma gratuita ofreciendo lo mejor que tienen para mostrar a las familias de Pergamino, es realmente maravilloso y la verdad es que es un acontecimiento que mucha gente espera cada año.
Hubo algunas ediciones gloriosas, como la época en la que contratábamos al Tren de la Alegría, que transportaba a la gente e iba haciendo varias paradas por la ciudad; iba del Museo a la Casa de la Cultura, de allí a la Casa Illia, de regreso paraba en el Monumento a los Héroes de Malvinas y de ahí de vuelta al Museo".
"Por otra parte, hay participaciones que esperamos tener nuevamente como la de APREF, que cuenta con un museo extraordinario. También hubo momentos que recuerdo con mucha nostalgia como la Muestra del Juguete, de Fabián Opizzi, hoy fallecido o el gesto del Dr. (Carlos) Mosca, también fallecido, que me llamó y puso a disposición un garage que él tenía en calle Pueyrredón, ahí muy cerca de la Plaza de Ejercicios, con varios vehículos antiguos. Ni hablar de los autos clásicos, los Ex Combatientes de Malvinas, la gente de Bellas Artes, el Colegio Icade, la Parroquia Merced, la Casa de la Cultura, etc. Hemos vivido realmente momentos inolvidables y siempre pensamos que la próxima edición va a ser mejor, que vamos a incorporar algo nuevo; este año se sumó el Museo de Guerrico, por ejemplo".
La Noche de los Museos permite a los pergaminenses disfrutar de gran parte del patrimonio ciudadano.
- "Exacto. Hay cosas que son muy buenas y creo firmemente que la gente de Pergamino debe saber que la ciudad las tiene; y la Noche de los Museos configura un marco ideal para conocer esas cosas, por eso siempre estamos buscando algo más, a futuro espero que podamos contar con el Hotel Fachinat, que en otros tiempos formó parte de la muestra: en su momento les pedimos a los dueños que nos prestaran objetos originales, ya que ellos habían comprado toda la vajilla de un barco en desguace, se trajeron hasta una escalera que era una belleza. La familia mostraba esos antiguos objetos, fotos y recortes referidos al hotel, de fiestas que se hicieron en el salón, etcétera".
También participa el Museo del Árbitro, que está muy bien puesto y los muchachos participan desde hace varios años. Fortín Pergamino, que tiene un pequeño museo, también se suma. La gente está contenta por participar, hay que darle la oportunidad y armar algo para que el circuito sea interesante.
¿Qué planes tienen para 2025?
- "Tengo ganas de contarlo pero por ahora no lo voy a decir; es una idea que tengo en la cabeza y se la voy a proponer al grupo: se trata de una muestra de corte un poco histórico, un poco artístico y a la vez un poco social. Algo novedoso. Vamos a ver qué dice el grupo y, si lo llevamos a cabo, tenemos que empezar a trabajarlo ya mismo para hacerlo en abril o mayo. Las caminatas las vamos a seguir haciendo. Tenemos pensada una en el Cementerio Municipal, por ejemplo.
También andamos con ganas de aumentar la cantidad de objetos en venta de merchandising en nuestra tienda, porque, si uno se pone a pensar, cuando la gente viene a Pergamino, no tiene muchos recuerdos como para llevarse. En ese sentido nuestra tienda ofrece anotadores, lapiceras, clips, pocillos de café con el logo del Museo y de la Asociación.
También están a la venta los libros escritos por Raúl Villalba, a quien considero una incorporación muy buena a la Asociación Amigos del Museo porque todos aprendemos mucho de él. Así que, Silvina desde lo arquitectónico y Raúl en lo relacionado con la investigación histórica son el combo ideal para las salidas de caminatas.
Colección de azucareras
Una derivación del gusto de Susana Salauati por la historia y lo antiguo es su colección de acucareras, de las que tiene en la actualidad más de 180, según dijo a DiarioNucleo.com, le gustan porque representan una época que quedó en el pasado: "la época en la que la gente se juntaba a tomar el té y le daba gran importancia al diálogo y a compartir" según manifestó en la entrevista.
¿Cómo y por qué empezaste a coleccionar azucareras?
- "Fue casi por casualidad y hace apenas un par de años: ocurre que fui a comprar una azucarera a un lugar que vendía antigüedades, en Capital Federal, para mi uso personal, y cuando llegué a casa la vi tan linda, tan bella que la coloqué en un estante al lado de otras dos que yo tenía y que son muy lindas también. Así que en vez de usarla la guardé y me hice una de cerámica para usar todos los días".
"Entonces empecé a pensar '¡pero que lindas azucareras!, ¡que hermosas son y qué historias tendrán!'. Así fue como empecé a comprar y coleccionar, de manera muy acelerada; después me volví más selectiva y al día de hoy tengo más de 180 azucareras. Algunas son argentinas, otras inglesas, alemanas, holandesas, japonesas, taiwanesas, brasileñas, portuguesas, las tengo prácticamente de todo el mundo. Guardo especial cariño por las provenientes de Checoslovaquia, ya que es un país que ya no existe, dividido hoy en República Checa y Eslovenia, esta particularidad hace que sean muy buscadas".
"Las japonesas son muy bellas, algunas en forma de pagoda. Después están las argentinas, muy vintage, de las décadas del 70, 60, y otras muy Art Decó, del 40".
"No sé muy bien por qué elegí coleccionarlas; hay mucha gente que conozco que colecciona teteras, mates pero no azucareras, supongo que me gustan porque representan para mí una época en la que se vivía de otra manera. Donde la gente se servía un té con la tetera, la azucarera, charlaba y se prestaba atención a la buena calidad de la vajilla. Y ojo que no era una cuestión que importara sólo a la gente de mucho dinero porque en cualquier casa sencilla había una tetera, una lecherita, una azucarera aunque sea de loza y no de porcelana, pero había y se usaba. Así que mi colección de azucareras quizás se remita a un poco de la nostalgia por el tiempo que ya no volverá de esa reunión alrededor de unas tazas de té con tiempo, un platito tortero con pie, o masitero con pie, lleno de cosas ricas, una buena tetera. Hasta tengo algunas terroneras, de la época en la que el azúcar se distribuía en terrones".
¿Cómo las adquirís?
- "Generalmente las compro por Internet y algunas me las ofrece gente amiga, que sabe que yo las aprecio, las atesoro, así que o las compro o me las regalan de manera muy generosa, a esas las valoro muchísimo. Así que tengo las inglesas, a las que llamo 'las reinas', y tengo 'las gordas', que son las terroneras y 'las chinitas', que son las orientales.