Barrio Gral. San Martín: histórico, emblemático y "verde".
Enclavado en el extremo este de la ciudad y nacido en los años 50, hoy es un lugar donde conviven la tranquilidad de siempre y las comodidades de la modernidad.
Entre la Ruta Nacional Nº 8 y las calles José Hernández, J. Reynaudi y Silverio Vázquez se encuentra el barrio Gral. San Martín; nacido como Barrio Obrero y construido en 1948; como un proyecto surgido de la entonces Dirección de la Vivienda Económica: era presidente Juan Domingo Perón, gobernaba la Provincia Domingo Mercante y el intendente era Diego García, que vio en el barrio una solución a la entonces creciente situación de déficit habitacional que vivía Pergamino (según parece, a estas alturas un problema endémico).
Para su construcción se expropiaron 26 hectáreas pertenecientes a la familia de Emilio Solá; en ese entonces el sector era zona rural y prácticamente no había servicios ni edificaciones; al sur del barrio se encontraba el Matadero Municipal, hoy demolido, y en las proximidades del lugar donde se levantarían las 150 viviendas que lo integrarían, solía en aquellos años pastar el ganado. Como decían los primeros habitantes del lugar "Pergamino terminaba en el Cruce". Las calles eran de tierra, el teléfono más cercano estaba a más de 100 metros, no había agua corriente ni cloacas, ni almacén, ni establecimientos educativos o comerciales, ni oficinas públicas. Sólo llegaba la electricidad, como un gran avance.
Hoy ocurre todo lo contrario, varias vías totalmente pavimentadas facilitan el acceso al barrio, totalmente integrado al paisaje pergaminense, cuenta con todos los servicios hay en su perímetro tres farmacias y el supermercado más grande de la ciudad, establecimientos educativos en los tres niveles y en las proximidades hay una sala de salud. Sin embargo, el progreso no ha llegado a alterar la vida tranquila, la convivenca armónica y la actividad de vecinos comprometidos y solidarios que siempre caracterizó al entonces Barrio Obrero y, desde 1980, Barrio Gral. San Martín.
"Monoblocks grises" construidos en la década del 60.
Tres hitos marcaron profundamente al lugar desde su inauguración, la construcción primero de los edificios de departamentos ubicados en la calle Muntaabsky (que los vecinos denominan "monoblocks grises") en los años 60. Luego, a mediados de los años 70 la edificación de los edificios y tiras de las calles Martín Fierro, Mosconi y Goyita Salas (a los que bautizaron como "monoblocks rojos") y finalmente la construcción del barrio Smata, ubicado al sur del barrio Gral. San Martín, que cambiaron la fisonomía e incrementaron notablemente el número de habitantes de la zona.
La historia del barrio es tan interesante y tiene tantas cuestiones para analizar que en 2017 Graciela D'Eletto, Claudia Miri, Ariel Ortiz Avilés, María Pontiliano, Horacio Sardi; Aída Toscani y Norma Zeballos escribieron "Desafío a la Utopía", un libro de lectura muy recomendable, que rescata los hechos y detalles más importantes del desarrollo del barrio, con testimonios de los moradores originales.
"Monoblocks rojos", inaugurados a finales de los setenta.
Para conocer un poco más acerca del lugar, DiarioNucleo.com dialogó con Liliana Bustamante, Liliana Tantoni, Horacio Sardi y Estela Echeverría, todos ellos "nacidos y criados" en el barrio, para conocer de primera mano no solo su historia sino también la vida en la actualidad, sus necesidades y los beneficios de vivir en esa zona.
Los vecinos elogian el estado y mantenimiento de la plaza Sargento Cabral.
Primeros tiempos
"Lo primero que recuerdo era que las calles eran de tierra, y que había unas cunetas bastante profundas, entonces los días de lluvia aprovechábamos todos los chicos, nos metíamos y jugábamos con barquitos que hacíamos de papel, con los renacuajos, así era el barrio. Desde la calle Reynaudi hacia el sur era absolutamente todo campo, estaba muy cerca el Matadero Municipal y tipo seis de la tarde en invierno ya las vacas que soltaban se venían y se amontonaban, digamos, se ponían ahí en el alambrado" recordó Liliana Bustamante.
Por su parte, Liliana Tantoni relató que: "Hoy quedan pocos de los vecinos originarios del barrio, recuerdo las casas muy parecidas entre sí, simétricas. Todas eran entregadas alambradas, con todas las plantas, había pinos y plantas frutales. Tenían todo, hasta los cercos. En el interior, las casas se entregaron con alacena, mesada, bajo mesada, y termotanque. Cada vez que necesitábamos algo nos ibamos hasta el cruce porque acá no había nada, así era nuestro barrio".
"Era el Barrio Obrero y era nuestro barrio" aportó por su parte Estela Echeverría y agregó que "me acuerdo que mi padre nos llevaba siempre a las carreras de Turismo de Carretera que pasaban por la ruta. Recuerdo con mucha presencia un 8 de diciembre que tomaba la comunión y llovió torrencialmente. Y mi padre tuvo que llevarme hasta la ruta porque no paraba el colectivo o un taxi que no viniera por la ruta. Nadie quería entrar al barrio. Nadie entraba al barrio cuando llovía. Ni siquiera el colectivo".
"Tampoco había servicio telefónico" relató Horacio Sardi "el que había estaba cruzando la ruta, en la casa que era de don Mario Viviani y en el Club Annan. Todavía recuerdo que mi padre me contó que cuando nací, Doña Tina Viviani, desde la casa de ella, le informó a los gritos una vecina que vivía en calle Lebensohn: '¡Es un varón!', así era la vida en ese entonces" contó y agregó que "eran 150 casas distribuidas con mucho espacio libre" recordó y agregó que "el barrio fue proyectado con un espacio importante, ese donde actualmente está asentado el supermercado, con la idea de que funcionara como centro cívico con escuela, correo y sala de primeros auxilios. Aquello nunca se concretó. Había varios modelos de casas, algunas que venían con piso parquet, agua caliente en aquella época, y también tenían cierta diferencia en el hecho de si estaban compartidas o solas y después estaban las llamadas casas económicas, que tenían piso calcáreo y postigones de madera, de todos modos, todas tenían dos habitaciones y algunas tres" detalló.
El diseño original de las viviendas estaba inspirado en el estilo del típico chalet californiano.
"Recuerdo que había un mito que decía que como los vecinos nunca habían visto un piso parquet y algunas de las casas tenían un hogar a leña, los primeros moradores arrancaban la madera del piso y la quemaban en el hogar. Primero, eso es una tontería. Segundo, la primera gente que habitó el barrio sabía muy bien lo que era el parquet. Tercero, el amor que tenían la gente por estas casas hacía que las cuidaran muchísimo. Cuarto, cualquiera que recorra las viviendas puede comprobar que el parquet de los dormitorios permanece impecable después de casi ocho décadas" contó Liliana Bustamante entre risas.
"Las viviendas, supuestamente, el chalet típico californiano, y este barrio, por la forma en que está construido, con un gran encadenado a la altura de los dinteles, se dice que era antisísmico, por lo tanto no era proyectado para acá, sino que era un modelo aplicado a San Juan, que años antes del proyecto de este barrio había sufrido un terremoto muy grave" aportó Estela.
Liliana Bustamante (izquierda) frente a su casa, acompañada por su vecina y amiga Liliana Tantoni.
La convivencia entre vecinos
"Nuestros padres nos cuidaban a nosotros y a los chicos de al lado" relató Liliana Bustamante "en esta misma casa hemos estado hasta 17 o 18 chicos jugando. Era como una familia agrandada, nos juntábamos a tomar la merienda y el papá de Liliana (Tantoni) era panadero y nos traía facturas a todos" comentó.
"Había un sentir de comunidad" agregó Estela "las puertas estaban abiertas. Uno entraba directamente y podías dejar todo abierto hasta la una de la mañana en verano, los demás pasaban, te saludaban y venían, entraban. Nunca se cerraba con llave. El barrio se había poblado con matrimonios jóvenes, por lo tanto después había muchísimos niños, que éramos nosotros, y vos salías a la vereda y jugábamos a la escondida o a otros juegos. De hecho la comunicación entre casas no solo era por las puertas de entrada sino también por los patios. Por ejemplo, yo iba a la casa de mis amigos los Navarro de patio a patio porque me quedaba mucho más cerca" señaló.
La importancia de la escuela
Escuela Primaria Nº 50.
Casi a la par de la inauguración del barrio, comenzó a funcionar la Escuela Primaria Nº 50, lo que permitió que los niños que vivían en la zona pudieran realizar sus estudios primarios sin necesidad de trasladarse hasta el centro. Todos los vecinos consultados por DiarioNucleo.com coincidieron en que ese establecimiento fue fundamental en el desarrollo del barrio. "Una de las primeras promociones de la escuela fue la que integramos nosotros, en un principio funcionaba en una casa de familia y luego tuvo su primer edificio, una casa prefabricada, hasta que bastante más adelante en el teimpo se inauguró el edificio actual" relató Liliana Bustamante.
"Yo creo que al barrio lo hizo crecer la escuela. Ese fue el motor, no solo para nosotros como alumnos, sino para nuestros padres también para integrar comisiones y darse cuenta de que empezar a trabajar juntos era una forma de hacer crecer el barrio .Esa escuela con sus directoras y sus maestras, que eran todos tesoros de esos que ya no existen, nos hicieron crecer, nos hicieron sentir el barrio como propio. Además nuestros padres crearon una asociación y una solidaridad para generar mejoras. La Comisión de Madres de la Escuela 50 fue emblemática. Trabajaron muchísimo tiempo y colaborando permanentemente con la cooperadora y con las autoridades institucionales" afirmó Estela.
"Esa comisión a la que hace referencia Estela tenía un empuje enorme que se fue contagiando al resto de los habitantes del barrio" intervino Horacio "porque las mejoras que se fueron logrando: las cloacas, el pavimento, el agua corriente, después el gas en su momento, fueron posibles por la gran participación y trabajo que hicieron todos los vecinos. Si bien también hubo aportes municipales, pero en definitiva fue el gran empuje de los moradores originales. Recuerdo que después de trabajar todos los vecinos paleaban escoria que se compraba en el desecho de alto horno de San Nicolás y así mejorábamos la calle porque era un barrial" agregó.
Estela Echeverría y Horacio Sardi en el interior de la Filial de la Biblioteca Menéndez, ubicada en el corazón de la plaza Sargento Cabral.
Pavimento
"La llegada del pavimento se dio promediando los años 70" recordó Horacio Sardi "lo cual fue bastante complicado porque al existir en el barrio una gran cantidad de terrenos baldíos, ocurre que se convertía en muy oneroso. Por ejemplo, los frentistas de la calle Lebensohn no tenían frente a sus casas otros vecinos sino una plaza, por lo que si querían tener su cuadra pavimentada tenían que pagar doble. Esto se resolvió de dos maneras; por un lado el Municipio empezó a vender los terrenos baldíos, que pertenecían a la Comuna; y con el producto de esas ventas se costeó una parte de la diferencia" detalló.
Gas natural
A finales de los años 80 el barrio San Martín quedó conectado a la entonces incipiente red de gas natural "yo presidí el consorcio para poder traer el gas" contó Horacio, que apenas llegaba hasta la avenida Yrigoyen y las vías del ferrocarril Belgrano; representó un esfuerzo enorme porque había que cruzar dos rutas nacionales y además las vías y el arroyo Chu-chú. Casi una quimera pero.. tenemos gas natural desde hace ya más de 30 años.
Parroquia Ntra. Sra. de Fátima
"A la capilla, que después fue parroquia, la hicimos a pulmón" recuerda Estela "nuestros padres venían de trabajar y cargaban los ladrillos y las bolsas de material para hacer la capilla. Realmente si uno se pone a contar las experiencias y todo lo que hicieron aquellos primeros moradores del barrio es grandioso, de hecho años más tarde mi padre se encargó de la parquización del predio que está junto a la parroquia, que da sobre calle Mosconi".
"La idea de los primeros habitantes, casi todos matrimonios jóvenes, no fue la de tener un techo y quedarse en casa dedicándose sólo a sus asuntos sino la de trabajar para mejorar el lugar, todo lo que vino después está relacionado con ese espíritu comunitario" explicó Horacio Sardi "como ejemplo puedo contar que la compra de los motobombeadores, en los comienzos del barrio, porque no había agua corriente y teníamos que recurrir a bombas de mano, cuyo funcionamiento era un incordio, así que los vecinos se juntaron y entre todos compraron los equipos con motor eléctrico, ese espíritu es el que intentamos mantener al día de hoy".
"Todos trabajaban mucho" aportó por su parte Liliana Bustamante, "mi papá era mecánico y trabajaba en una concesionaria y mi mamá ama de casa y fueron en ascenso porque después, cuando se crea la Escuela Profesional de Mujeres, que funcionaba en la misma Escuela 50, pero a la tarde, tipo cinco y media, se enseñaba cocina, peluquería, todo ese tipo de actividades y mi mamá se recibió allí, o sea no solo se quedaban con que era mi papá mecánico y mi mamá de casa, siembre buscaban un poquito más" remarcó.
Parroquia Ntra. Sra. de Fátima, hecha "a pulmón" por los vecinos.
Actualidad
Los primeros moradores llegaron al entonces Barrio Obrero en 1954 y desde entonces es mucho lo que ha cambiado no sólo en la zona sino en toda la ciudad, Pergamino es una urbe en permanente trasformación y el barrio Gral. San Martín no es ajeno a esa realidad. Si bien sigue siendo una zona tranquila, con muchos árboles y un enorme espacio verde, el tránsito, el ritmo de vida cotidiano y ciertas circunstancias sociales produjeron cambios profundos que quienes llevan toda una vida habitando en la zona perciben claramente.
En su diálogo con DiarioNucleo.com los vecinos fueron contundentes en señalar el principal problema que padece hoy el barrio: la baja presión en el servicio de agua corriente.
"La presión muchas veces es bajísima. A veces te tenés que bañar pegada a los azulejos, porque sale un chorrito. Hemos adoptado una serie de métodos para aprovechar el agua y la verdad es que en verano está buenísimo bañarse a las 6 de la mañana, así que aprovechamos. Pero la verdad es que llega a ser todo un drama cuando se trata de un elemento tan necesario; de hecho esa situación hace 5 o 6 años se agravó muchísimo. Yo pensé que tal vez con la colocación de los medidores, hace más o menos tres años, la cosa iba a cambiar pero no, de hecho se complicó todavía más" empezó contando Liliana Bustamante mientras que su vecina Liliana Tantoni agregó que "Ese es un reclamo para las autoridades, menos Parque Belgrano y más obras para el agua . Estámos recién en octubre y ya tenemos graves problemas" manifestó.
Por su parte, Horacio Sardi explicó que "estamos en un porcentaje ínfimo de lo que quisiéramos que fuera. Tenemos dos pozos en las proximidades pero ambos están saturados porque la demanda de agua es muy grande. Antes, los días de mucho calor, había caídas en la presión pero en los últimos tiempos eso se da inclusive en días templados, es un inconveniente que es muy necesario resolver" mientras que Estela Echeverría remarcó que "Hay ciertos momentos del día en los que bañarse es imposible, hay que pensar muy bien antes de poner en marcha el lavarropas porque si no trabaja con el agua que necesita se daña, es una complicación permanente y los días de calor se agrava notablemente".
Seguridad
Al igual que ocurre con los otros barrios que visitó DiarioNucleo.com, los vecinos del barrio Gral. San Martín coinciden en que el tema de la seguridad no es una cuestión de una zona o una ciudad determinada sino que se trata de un tema de contexto social que se da a nivel nacional.
"Cuando éramos chicos vivíamos con las puertas abiertas, dejábamos todo afuera y no faltaba nada. Así prácticamente en todo Pergamino. Después eso fue cambiando y ahora la gente está obsesionada. Yo inclusive ya hace bastante sufrí el tema del robo, que fue muy feo que se metieron dos mocosos acá dentro y me pusieron un arma en la cabeza. De esto ya hace diez años por lo menos. Después de eso tuvimos que poner rejas en las ventanas y ya después cambió para siempre. Porque una vez que te pasa, queda siempre el miedo. Hace unos quince días atacaron a una docente que iba caminando y le sacaron el portafolio. De todas formas tenemos cámaras, y varios vecinos han puesto cámaras particulares" relató Liliana Bustamante.
Por su parte, Estela explicó que "A la madrugada se escuchan motos que pasan a todo lo que da y no sabés de dónde vienen ni hacia dónde van. A menudo en los contenedores de basura se ve gente revolviendo el contenido. Por otra parte hubo un incendio de un auto hace pocos días y los restos todavía están ahí. En líneas generales podemos andar tranquilos por el barrio aunque hubo algunos robos individuales, hubo arrebatos de carteras y celulares, cosas que antes no pasaban acá pero tampoco en otras partes. Por suerte así como nos juntamos para traer el pavimento o el gas, o para construir la parroquia, también ahora nos juntamos para combatir la inseguridad. Instalamos alarmas vecinales y armamos grupos de whatsapp. Eso ayuda mucho y nos sirve para estar atentos y sentirnos cuidados" detalló.
"También solicitamos cámaras y desde hace algún tiempo el Municipio instaló unas cuantas" intervino Horacio y añadió que "en ese sentido tenemos un aporte ahí ya que la Municipalidad ha colaborado y las colocamos en puntos estratégicos a través del Consejo de Especialistas de Seguridad. Apuntábamos a que fuera en mayor medida en los lugares donde hay circulación con las instituciones educativas o en la parroquia".
Tránsito
Consultado por DiarioNucleo.com sobre la situación del tránsito vehicular y peatonal, Horacio Sardi señaló que: "Nos hemos reunido desde hace tiempo con la Comisión de Tránsito, para determinar el sentido de circulación de las calles y ver cómo funcionaba todo. Lo cierto es que hoy tendríamos que hacer un replanteo y ya hicimos sucesivos pedidos porque hay algunos temas que requieren solución. Una de ellas es el caos que se genera a la hora de entrada y salida de los numerosos establecimientos educativos que tenemos en el barrio. Otro problema es el sentido de circulación de la calle Lebensohn, que tiene sentido hacia el centro hasta la esquina con Martín Fierro y a partir de ahí pasa a ser doble mano, lo que genera confusión en los conductores y el peligro siempre presente de un accidente. Por otra parte Reynaudi ya no debería ser doble mano" detalló y agregó que "también surgió por ahí la idea de abrir más calles, es decir, habilitar la posibilidad de que haya más bajadas a la ruta pero la verdad es que nosotros no queremos eso porque implicaría cortar la plaza por la mitad y a la vez facilitar el ingreso de gente que no tiene nada que hacer en el barrio. No es que un tema de mezquindad pero la verdad es que cuanto menos circulación vehicular tengamos más tranquilidad tendremos".
Por su parte, Estela Echeverría agregó que "la mayoría de las calles son angostas y para colmo mucha gente estaciona en ambas manos, con el peligro que ello implica . Así que consideramos que tenemos que hacer un replanteo en el sentido de circulación".
Alumbrado público
Ante la consulta respecto al estado del alumbrado público; Horacio resaltó que: "Se mejoró muchísimo con las luminaria LED y todo lo demás, pero el problema está en el modelo de columna utilizado en el barrio, porque es recta y las lámparas quedan perdidas allá arriba y al ser una zona con muchos árboles frondosos, la luz queda tapada por el follaje. Pedimos un brazo que no sea recto y hemos comprobado que funciona porque en la calle Scalabrini Ortiz se implementó ese sistema y allí la iluminación es muchísimo mejor".
Luminarias en la calle Scalabrini Ortiz, los vecinos piden que ese diseño se implemente también en el resto del barrio.
Higiene
Según los vecinos, el sistema de recolección de residuos en el barrio Gral. San Martín es aceptable; sin embargo Horacio Sardi cree que es necesario mejorarlo "en la escuela 50 hace muchos años tuvo un proyecto que se trabajó en conjutno con la comisión del barrio, destinado a clasificar la basura" señaló y agregó que "los chicos que eran escolares de primaria pasaban casa por casa instruyendo a la gente para hacer la clasificación de la basura y entregando las bolsas y demás. El programa funcionaba muy bien pero despúes el sistema se cambió y la verdad es que creemos que hay una especie de retroceso en ese sentido".
Por su parte Estela Echeverría agregó que: "Tenemos además el problema de las campanas de reciclaje de la esquina de Lebensohn y Scalabrini Ortiz, que utilizan no sólo los vecinos de la zona sino también de otros lugares, así que las mismas llegan muy rápidamente al máximo de su capacidad y como no las vacían a diario, se acumula mucha basura".
Por el contrario, Liliana Bustamante dijo estar muy satisfecha con el servicio: "Creo que de los servicios que tiene la municipalidad, la recolección de residuos y de los voluminosos es lo que mejor funciona, cumplen siempre la verdad, en eso hay que sacarse el sombrero" remarcó.
Campanas de reciclaje en Lebensohn y Scalabrini Ortiz.
Comisión de Fomento
Casi desde sus inicios, el barrio contó con una comisión de fomento que, según contó Horacio, que la presidió durante treinta años, tiene algunas características particulares "la comisión, que en la actualidad preside Héctor Serfilippi, es una entidad con características que nosotros, por decisión propia, le fuimos incorporando. Por ejemplo, nunca quisimos tener un edificio ni una cuenta en el banco, ni aceptamos subsidios. Compartimos el criterio de que si el vecino es un contribuyente y paga por un servicio, ese servicio tiene que prestarse. Y está en la comisión bregar por ello. La verdad es que nos gustaría mirar para los costados y que hubiera gente joven incorporándose para que nosotros, los mayores, podamos transmitirles nuestra experiencia y ellos ir tomando la posta" señaló.
Vecinos con arraigo
"No me iría de este barrio" afirmó Estela Echevería "vivo acá desde siempre y si bien la etapa de la adolescencia fue difícil porque el centro estaba lejos y la mayoría de los vecinos no tenía auto, hoy en día tenemos todo lo que necesitamos y la verdad es que es un barrio hermoso. El barrio donde vos salís a caminar es hermoso por donde se lo mire" dijo a DiarioNucleo.com
"El barrio me gusta como está, elijo siempre este lugar a cualquier otro de Pergamino. Esta es la casa de mis viejos es como que son las raíces, no sé cómo explicarlo bien. Pero más de una vez me han dicho que me convendría estar más cerca del centro pero siento que mi vida está en el barrio y a me costaría muchísimo dejarlo" comentó por su parte Liliana Bustamante.
"Me encanta vivir acá" dijo a DiarioNucleo.com Liliana Tantoni "es increíble lo que logró el barrio y las comodidades que hoy tenemos. Era todo campo. Salíamos con el calzado cubierto con bolsas para evitar embarrarnos y hoy contamos con pavimento, teníamos la escuela 50, que era prefabricada y ahora tenemos jardín, primaria, secundaria y un instituto terciario. Hay servicio de Internet de todas las prestadoras, hay tres farmacias, un supermercado enorme. De todo" señaló.
"Para graficar mi relación con el barrio puedo contar una anécdota" dijo por su parte Horacio "estuve un tiempo trabajando fuera de Pergamino. Me iba el lunes y volvía el viernes, en esa época me bajaba del Chevallier en la esquina y si vos me tapabas los ojos, podía darme cuenta de que estaba en el barrio sólo respirando el aire del lugar. Sigue siendo un sitio muy agradable y en ese sentido hay que hacer un reconocimiento a la gestión municipal, la plaza Sargento Cabral es una maravilla, la mantienen siempre, la cuidan muchísimo, vos no vas a ver que el pasto esté crecido, que haya suciedad, que haya residuos tirados, y eso que ese espacio se utiliza muchísimo tanto durante la semana como sábado y domingo. Además estamos muy contentos de contar con una biblioteca municipal, así que eso lo ha mejorado mucho en ese sentido. Es un barrio verde, con árboles añosos y bien cuidados, nos preocupamos para que siga estando así. Es el lugar que elegí para vivir y criar a mis hijos" contó y agregó que "prácticamente no quedan moradores originarios. Por eso, teniendo en cuenta esa circunstancia, hace algunos años decidimos con un grupo de vecinos, rescatar la historia del barrio para dejarla plasmada en un libro que editamos en 2017 y que se llamó 'Desafío a la Utopía' mi ilusión es que alguien en algún momento retome el libro y lo amplíe contando las novedades que se fueron generando en los últimos años" finalizó.
Biblioteca
La Filial Nº 1 de la Biblioteca Pública Municipal "Dr. Joaquín Menéndez", tiene su edificio en el medio de plaza Sargento Cabral y funciona allí desde 1980, brinda atención al público y ofrece un lugar muy agradable para la lectura y el estudio, además de poseer gran cantidad de volúmenes.
Curiosamente, según contó Horacio Sardi, a ese edificio, construido en 1962, no fue levantado con ese proposito sino como destacamento policial mediante el esfuerzo de la peña "Amigos del Cruce", integrada por varios vecinos y propietarios de comercios del Cruce de Caminos; contaba con todos los elementos necesarios para la custodia y vigilancia del barrio pero fue cerrado en los complicados años 70 cuando, según cuentan los vecinos, la Policía de la Provincia de Buenos Aires decidió clausurar varios espacios que podrían convertirse en blanco de acciones subversivas por lo cual, tras permanecer un tiempo desocupado, fue acondicionado para funcionar como biblioteca, tal como ocurre desde hace ya 44 años.
Filial de la Biblioteca Menéndez.
Por último, al término de su diálogo con DiarioNucleo.com, Horacio Sardi rescató "la figura de todos los primeros moradores de este barrio, su trabajo, su vocación de servicio y su compromiso con el prójimo, especialmente a Marcelo Ferrari, que impulsó gran parte de las reformas que mejoraron la calidad de vida de los habitantes de este sector de la ciudad.