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La granja ´Don Raúl Luis´: turismo rural en el paraje Francisco Ayerza
HISTORIAS DE VIDA

La granja ´Don Raúl Luis´: turismo rural en el paraje Francisco Ayerza

A tan solo 8 kilómetros del centro de Pergamino. Elegida por visitantes de la región, del país y hasta de otras partes del mundo. Un lugar donde se puede disfrutar de la naturaleza y que mantiene ´vivas´ las tradiciones camperas

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Francisco Ayerza es un paraje del partido de Pergamino; está a 8 km al norte del centro de la ciudad. Tuvo su época de esplendor, en plena ruralidad, pero, como a muchos pueblos y parajes, cuando el tren dejó de circular la fisonomía y la “vida” de Ayerza cambió para siempre. 

Cuando uno ingresa al paraje, por el camino pavimentado, obligatoriamente das de frente con la vieja estación de la Compañía General de Ferrocarriles en la Provincia de Buenos Aires, empresa de capitales belgas y franceses que en 1908 abrieron los servicios entre Buenos Aires y Rosario. La estación, seguramente, fue testigo de tantísimas historias, y hoy observa las pocas casas y silos que quedan desperdigados. 

En 1960, el censo del INDEC arrojó que en Francisco Ayerza habitaban 495 personas; y en el circuito electoral nº 748E del año 2019 tenía 96 empadronados y 67 votantes. Hoy las cifras bajaron considerablemente. 

Entre las pocas cosas que quedan en Francisco Ayerza, antes llamado ´Las Huertas´ - pero esa es otra historia - se encuentra la “Granja Don Raúl Luis”, un recinto que visitan no solo pergaminenses sino también habitantes de la región, del país y, hasta, de otras partes del mundo para realizar turismo rural.  
Matías Cogo, propietario de la granja, recibió a DiarioNucleo.com, como buen anfitrión, con gran amabilidad y calidez. Contador, de profesión, dejó, paulatinamente, su actividad para dedicarse, de lleno, al campo familiar.  

¿De dónde proviene el nombre de la Granja ´Don Raúl Luis´? 

“Pensábamos ponerle ´Los Cogos´, por mi tatarabuelo, mi abuelo, mi papá, etc, por una cuestión de generación, pero cuando falleció mi papá lo primero que hice fue pensar en el nombre de él. Comenzamos, de a poco, a poner lindo el lugar. Es una granja pequeña. Hoy estoy yo a cargo (también trabaja su mamá), soy la quinta generación. La casa se hizo allá por 1890, viene de mis tatarabuelos”.

Vos sos contador. ¿Por qué decidiste dejar, al menos momentáneamente, tu profesión para dedicarte al negocio familiar?  

“La idea era poder continuar con el lugar, porque cuando estos lugares los dejas solos o los usas solamente para fines de semana de a poco van desapareciendo, a menos que puedas mantener una persona fija, como un cuidador, un puestero. Entonces decidí venirme a vivir acá (junto a su pareja). Pergamino está cerca. Yo iba y venía, pero ahora estoy instalado. Tenía algunos clientes en mi profesión, pero ahora estoy dedicado a la granja”. 

¿Qué ofrece la Granja como una alternativa de turismo rural? 

“Acá en la zona no había nada de turismo rural, o lugares muy salteados, quizás, por decirte, San Antonio de Areco tiene algo bien armado, pero está un poco más lejos y cerca de Buenos Aires. Acá pueden venir a pasar el día, pueden venir a trabajar o a quedarse a dormir porque tenemos una casita para cuatro personas. Y en cuanto a las comidas tenemos dos opciones: un menú más informal, como picadas, sándwich al disco, y otro más completo como los famosos asados a la estaca o al asador, que en mi caso lo llamo ´a la reja´”. 

Uno de los ´atractivos´ son los animales para que los visitantes interactúen…

“Sí, hay algunos animalitos de granja (ovejas, caballos, gansos) y juegos para los chicos. Muchos papás vienen y dicen ´la idea es que los chicos dejen un poco el celular´ (risas). Está un poco pensado para eso, para interactuar con la naturaleza, con la vida de campo, con las costumbres camperas”. 

Hay una estructura de la granja que se lleva todas las miradas, todos las fotos: el Palomar…  

“Ese Palomar lo hicieron mis tatarabuelos con mis bisabuelos en el año 1903, y es un atractivo. Como vos decis, la gente se saca fotos, pregunta para qué se hacía, qué función cumplía. Actualmente hay pocos en pie de esa época”. 

Quizás muchos pergaminenses no conocen este lugar. ¿Quiénes fueron los visitantes más lejanos que pasaron por ´Don Raúl Luis´? 

“De lo más lejos que tuve fue una chica de Panamá, que vino con su novio. Actualmente están en Buenos Aires, pero vinieron a pasar unos días, se trajeron las computadoras y trabajaron desde acá. La gente rota de muchos lados, piden asados o comidas bien caseras. También recuerdo que vino gente de Uruguay. A la gente de la región y de Pergamino es una alternativa de turismo rural”.  

Uno de los ´fuertes´ de la granja son las redes sociales. Y en las paredes hay cuadros con las notas que les hicieron de medios con Infobae, La Nación, entre otros. 

“Las redes han ayudado muchísimo. Por medio de ellas pude hacer una amista con la gente de ´Viajar en Foco´. No solo me gusta mostrar el lugar y lo que hacemos, sino también es un poco relejar la vida campera, no perder ciertas costumbres, ese es el sentido también. Intento unir el campo con la ciudad, mostrar los asados criollos, los trabajos rurales, compartir el campo argentino y los fuegos, los recuerdos de otras generaciones para que no se pierdan”. 

Por último Matías: ¿qué significa este lugar para vos? 

“Nací acá, viví hasta mis 9 años, después nos fuimos a Pergamino un tiempo, me fui a estudiar al Rosario, empecé mi profesión, trabajé en ella unos cuantos años, quizás alguna vez vuelva, pero hoy por hoy estoy dedicado al cien por ciento acá. Todo no podía hacer, a veces hay que optar. Hoy lo que más me gusta es estar acá, dar un servicio a la gente que viene, y hacerlo bien. La gente responde bien, se van contentos por la atención. Todo eso nos va alimentando para poder seguir trabajando y seguir creciendo. Por ciertas cosas que me han pasado vivo el día a día. A este lugar lo quiero porque son mis raíces”. 
 

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