La escasez de sacerdotes y vocaciones: uno de los principales desafíos de la Iglesia Católica en el Siglo XXI
La Diócesis de San Nicolás, a la cual pertenece Pergamino, cuenta con un solo seminarista. Los curas párrocos deben hacerse cargo de numerosos templos y actividades. El promedio de su edad es elevado.
Los feligreses católicos que en los últimos tiempos hayan asistido a misa inevitablemente habrán escuchado durante el transcurso de la lectura de intenciones un pedido de oración "por las vocaciones sacerdotales", esa frase se repite como una letanía más en prácticamente todas las celebraciones del mundo y es una de las principales preocupaciones de las autoridades eclesiales a nivel mundial. Los cambios culturales, las perspectivas y proyectos de los adolescentes actuales, las dificultades de una carrera muy larga, lejos de la familia y los amigos y la diversificación de credos y religiones constituyen un cóctel complejo que desafía el futuro del catolicismo y abre un signo de interrogación sobre la subsistencia de seminarios, conventos y monasterios.
El seminario de San Nicolás cerró sus puertas en el año 2000.
Esta escasez de vocaciones sacerdotales tiene un correlato en el quehacer diario de la Iglesia porque se traduce en falta de presbíteros y curas párrocos, lo que sobrecarga de tareas a los pocos sacerdotes con los que cuenta la fe católica en la actualidad.
Para conocer en profundidad la extensión del problema y las causas del mismo, DiarioNucleo.com consultó a varios sacerdotes y fuentes relacionadas con la Diócesis de San Nicolás de los Arroyos, a la cual pertenece el distrito de Pergamino, que confirmaron la existencia del problema y señalaron la necesidad de contar con la presencia de jóvenes en las parroquias y seminarios.
Solo un seminarista
Quizá el dato más concluyente sobre el problema de la falta de vocaciones sacerdotales es que en toda la Diócesis de San Nicolás, que comprende los partidos de Arrecifes, Capitán Sarmiento, Colón, General Arenales, Pergamino, Ramallo, Rojas, Salto, San Nicolás y San Pedro, solo hay un seminarista: un joven nicoleño a quien todavía le faltan algunos años para llegar a la ordenación. En este punto es necesario señalar que en 1989 el entonces obispo Domingo Castagna fundó el seminario Nuestra Señora de Nazareth, en el barrio Sironi de San Nicolás, pero en 2000 debió cerrar justamente debido a la falta de vocaciones; por lo que quienes deseen iniciar la carrera sacerdotal deben ingresar al seminario San Carlos Borromeo, de la localidad de Capitán Bermúdez, provincia de Santa Fe, dependiente de la Arquidiócesis de Rosario.
En ese sentido, uno de los sacerdotes consultados por DiarioNucleo.com al respecto manifestó que "en este momento, donde faltan vocaciones y hay que rezar por ellas , porque los seminarios están con muy pocos seminaristas, creo que nos tenemos que hacer cargo cada uno de nosotros, ya que la fe se contagia, la gente quiere vivir eso que uno tiene, y realmente los cristianos bautizados se ve que no lo estamos haciendo; especialmente los sacerdotes, donde, bueno, nos contagiamos un estilo de vida que la gente quisiera vivir, esa alegría o esas ganas de vivir que la gente quiere al menos exerimentar, para despúés ver si está llamado o no a consagrarse" remarcó.
Esta realidad también se manifiesta en las vocaciones monacales, las cuales son aún más escasas que las sacerdotales; situación que ha motivado en Pergamino inclusive el cierre de instituciones como la casa de las Hermanas Adoratrices, en la zona del Cruce de Caminos.
Otra de las fuentes consultadas por DiarioNucleo.com, comentó que "la falta de vocaciones tanto sacerdotales como monacales tiene relación directa con la escasez de feligreses en las parroquias y capillas; si analizamos lo que ocurre en Pergamino, por ejemplo, la gran mayoría de los templos están pensados para recibir a 100 o 150 personas y la Parroquia Nuestra Señora de la Merced tienen una capacidad mucho mayor. Sin embargo vemos que a las misas van veinte o treinta personas. Lo mismo ocurre con los seminarios, el problema no es de las vocaciones sino de la Iglesia en su totalidad" analizó.
Por su parte, otro sacerdote dijo a DiarioNucleo.com que: "creo que debemos despojarnos de esa idea de misterio que rodea al orden sagrado; explicarles a los jóvenes lo importante de servir a Dios, explicarles lo que es un seminario, cómo está organizada la Iglesia, el porqué de ciertas cosas. Pero lo más importante es que conozcan a Jesús, que se enamoren de él y sientan ganas de seguirlo durante toda la vida" señaló.
El seminario San Carlos Borromeo, de Capitán Bermúdez, recibe a los seminaristas de la Diócesis de San Nicolás
Una larga carrera
La formación completa de un sacerdote tiene una duración promedio de ocho años y está dividida en dos etapas: el seminario menor, donde el aspirante hace su discernimiento vocacional, realiza distintas actividades pastorales y aprende los lineamientos básicos de la liturgia católica y el seminario mayor, en la que los seminaristas reciben su formación en el aspecto espiritual, intelectual, humano y pastoral: "Es una vida difícil, sobre todo en lo que hace a la convivencia y al hecho de vivir alejado de la familia" dijo a DiarioNúcleo.com un exseminarista pergaminense que pasó un año en General Bermúdez "pero la verdad es que la recuerdo con agrado, aprendí muchísimo en ese período y si bien allí comprendí que el orden sagrado no era para mí, sigo siendo un católico practicante" señaló y agregó que "el nivel de deserción es muy alto, de los chicos que estuvieron conmigo, ninguno llegó a ordenarse, todos abandonaron en distintas etapas de la formación".
Faltan sacerdotes
La escasez de vocaciones tiene como resultado a mediano y largo plazo la falta de sacerdotes. Algo que se evidencia en dos situaciones muy concretas: la sobrecaga de trabajo a la que están sometidos los presbíteros en actividad y su elevada edad promedio.
En el caso del Partido de Pergamino, dependiente de la Diócesis de San Nicolás, hay un total once sacerdotes en la ciudad cabecera, uno en Acevedo y uno en La Violeta, que deben hacerse cargo del total de parroquias y capillas de la ciudad y pueblos de campaña.
En otras épocas, parroquias tradicionales como Ntra. Sra. de la Merced, o Ntra Sra. del Carmen tenían más de un sacerdote e inclusive un vicario, que se encargaba de las tareas administrativas. Hoy a duras penas se puede garantizar que haya misas con regularidad en todos los templos, y eso se logra con un enorme esfuerzo por parte de los curas; ya que, por ejemplo el párroco de San Cayetano tiene a su cargo numerosas capillas de la ciudad y a su vez se encarga de dar misa en Mariano Benítez, Manuel Ocampo, El Socorro y Rancagua, además de otras activdades religiosas; el sacerdote a cargo de Ntra. Sra. de Fátima asiste también a Fontezuela, Urquiza y varias otras capillas, mientras que su par de Acevedo oficia misa tambén en J.A. de la Peña y Guerrico. Por su parte, el presbítero a cargo de San Vicente se encarga de las celebraciones en Pinzón y Mariano H. Alfonzo.
Al mismo tiempo, muchos de ellos son docentes e inclusive directores de establecimientos educativos, organizan actividades solidarias, visitan enfermos en centros de salud y brindan responsos en velatorios, además de encargarse de la administración de su propia parroquia: "Las tareas se multiplican, hay mucha gente necesitada de una palabra, una oración, una visita a una casa, una confesión, las exigencias son muchas y el tiempo es limitado; necesitamos que haya más sacerdotes" dijo un presbítero a DiarioNucleo.com.
En cuanto a la edad promedio, según pudo averiguar DiarioNucleo.com, la misma en la Diócesis supera los 65 años.
A menudo los sacerdotes se ven sobrecargados de actividades.
El caso de Rojas es emblemático, hay sólo un cura párroco, Gustavo Albretch, para una ciudad de 20.000 habitantes: "Le dije a la gente acá en la parroquia, hace tres años, somos tres sacerdotes, dentro de poco vamos a ser dos, próximamente uno, y en algún momento, no muy lejano, va a venir alguien de afuera a dar la misa" contó el sacerdote a DiarioNucleo.com y agregó que "la gente en ese momento me miraba, y bueno, hoy se está cumpliendo eso, que considero que no solamente pasa acá en la Diocesis de San Nicolás, sino en todos lados. Por el momento aún me decía el Obispo que tiene cubiertas todas las parroquias, pero bueno, hay un montón de sacerdotes ancianos, hay muchos enfermos, y en el seminario hay un joven al que todavía le falta y no sabemos si va a llegar o no a ser sacerdote. Realmente los que estamos, estamos como corriendo de un lado para otro, que realmente no me molesta a mí personalmente, pero esto nos tiene que llamar la atención, porque sin el sacerdote, la verdad es no hay Eucaristía" remarcó.
"Las vocaciones son necesarias"
"Este es el momento del diaconado permanente" dijo el sacerdote en otro tramo de su diálogo con DiarioNucleo.com "es el momento de los laicos, de ayudar al sacerdote y de hacerse cargo de algunas cosas" manifestó y, haciendo referencia a la cuestión de las vocaciones, señaló que "es muy difícil hoy en día con la cultura que tenemos. Les pregunto a los jóvenes, ¿quieren seguirme en castidad, obediencia y pobreza? y me río porque te miran como diciendo 'no tenés nada para ofrecerme. Justamente lo atractivo del llamado, del amor de Dios, de la experiencia de Dios es eso, el contagio, es decir, querer vivir una vida plena porque la veo en otra persona que es plena. Los grandes santos contagiaban eso, Santa Teresa, Juan Pablo II, el Padre Pío, ni hablemos de San Francisco y no creo que sea por la época, sino porque creo que perdimos la alegría al estar entregados. Muchas veces perdemos las ganas, perdemos la oración y cuando perdemos todo eso, el sacerdote ya no contagia. Creo que son esas dos causas, el contagio y las propuestas que hoy en día se le ofrecen al joven o también a las chicas para ser consagradas, lo que tampoco les llama mucho la atención. Especialmente porque hoy se vive todo lo contrario, nadie quiere vivir en pobreza, sino realmente tener, es el mundo del tener. La castidad es algo que hoy es ilusorio para muchos jóvenes y la obediencia es lo que en este momento tampoco hay; ni hacia los padres, ni hacia los abuelos. Son valores que si no el corazón de la persona no es es tocado por Dios, no creo que los seminarios vuelvan a llenarse o vuelvan a congregar".
Por último, Albretch volvió a pedir oración: "recemos como dijo un gran sacerdote, no tanto para que haya muchos sacerdotes sino para que los que estén sean santos y que contagien a otros tros para que se sumen a esto que es caminar con Dios" finalizó.