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Jorge Sharry: 56 años junto al teatro en Pergamino
EXCLUSIVO DIARIO NUCLEO

Jorge Sharry: 56 años junto al teatro en Pergamino

El domingo se llevó a cabo la última presentación de "Ya Soñado", una obra autobiográfica. Un repaso sobre su extensa trayectoria. Sus proyectos y perspectivas.

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A sala llena, el domingo se llevó a cabo la última presentación de "Ya Soñado" , una obra en la que, a través de un personaje ficticio, realiza un repaso por los puntos más destacados de su prolongada carrera artística. 

Jorge Sharry es un emblema de la cultura pergaminense contemporánea; actor desde muy joven, docente y periodista, fue protagonista de grandes emprendimientos artísticos durante el transcurso de los últimos 57 años. Formó parte de numerosos elencos y grupos teatrales, impulsó junto a varios de sus colegas la apertura de salas y auditorios y presentó poemas de la reconocida escritora pergaminense Edna Pozzi, entre otras actividades "en toda mi vida no he sido otra cosa que un actor" dijo en diálogo exclusivo con diarionucleo.com.

Luego de cerrar una etapa con la exitosa "Ya soñado", escrita y dirigida por su hija María José, también de extensa trayectoria artística, se lo encuentra con la misma energía, entusiasmo y ganas de actuar que cuando debutó y, en diálogo exclusico con Diario Núcleo, manifestó su conformidad con la obra y con su presente: "estoy muy contento con los resultados" comenzó y agregó que "siempre nos enseñaron que una de las cosas fundamentales del teatro es que la gente no puede salir de la sala de la misma maneraen la  que entró; es decir, que entra de una manera y sale de otra porque el teatro transforma, moviliza.  Y la verdad es que nunca lo había vivido tan claramente como en esta obra" remarcó y añadió que "la gente sale muy movilizada, muy emocionada, no sólo por el contenido de la obra sino también porque creo que mi hija ha logrado una maravillosa puesta en escena".

 

¿Cómo surgió la idea de "Ya soñado"?
Todo comenzó en plena Pandemia, porque realmente yo no sabía qué hacer en esos días de encierro y, hablando con mi amiga una . Al mismo tiempo mi amiga Marilyn Calvigioni, una actriz extraordinaria, me contó que a ella le pasaba lo mismo y me propuso que escribiera cosas relacionadas con mi vida, para charlarlas. Así lo hice y más adelante nos juntamos a tomar un café, las cosas se fueron dando y al final todo terminó en el escenario. En ese sentido vuelvo a hacer hincapié en el trabajo de María José; porque le entregué apenas un puñado de papeles escritos con anécdotas, sin el menor orden ni claridad, y ella no sé como hizo pero armó un libreto impecable, con gran llegada al espectador.

¿Esa llegada a la que hacés referencia se manifiesta en la actitud de la gente al ver la obra?
La verdad que si, pude constatarlo enseguida porque cuando terminaba cada función todos querían charlar conmigo, abrazarme, agradecerme, porque han ellos han pasado por alguna situación similar, inclusive me cuentan alguna anécdota de su vida que ha sido similar a alguna de las que yo cuento en la obra porque, en última instancia, lo que relato, con  emoción e intensidad,  son cosas  de la vida diaria; toda la obra está atravesada por la cotidianeidad y por eso a todos les han pasado cosas parecidas y lo que yo cuento de manera descarnada desde arriba del escenario son las situaciones de la infancia, la mesa familiar, la familia que acompaña y los momentos de separarse de esa familia por cuestiones de la vida. Todo eso genera una movilización muy fuerte en los sentimientos de los espectadores.

¿Esperabas esa reacción en el momento del estreno?
Bueno, yo no sabía que la gente iba a reaccionar así; "Ya Soñado" es una obra visceral donde hablo de todo,  inclusive lo obvio, y lo que me emociona particularmente es el público escucha y, cuando los hechos sucedieron, yo no tuve la oportunidad de que alguien me escuchara ya que, siendo hijo único, en su momento tuve que cuidar a mi viejo, a mi vieja y a mi abuela. Y todos ellos se fueron casi juntos, como lo digo en la obra. Por eso resulta mágico lo que vivo sobre el escenario, porque en la adolescencia, siendo hijo único, poder hablar de lo que me pasaba era muy difícil, también por el hecho de que en la vida hay que tomar muchas decisiones y siempre es bueno tener a alguien, un hermano,  al que vos le puedas decir 'Che, ¿qué te parece si hacemos tal cosa?' Yo no lo tuve y entonces ahora le cuento al público lo que me sucedió, hablo de mi primer amor, le cuento alguna anécdota más rápida y divertida de algún otro amor o cómo me decidí a ser actor.

La obra plantea los hechos desde un personaje ficticio.
Cuenta la historia de un actor que vive en una ciudad cualquiera de la provincia de Buenos Aires y que un día concurre a un teatro porque le van a otorgar un premio a su trayectoria y cuando llega al lugar descubre que está completamente vacío porque se acaba de declarar la Pandemia, y desde esa premisa se va desarrollando toda la historia.

Una historia que lleva ya cincuenta y seis años...
En realidad se acerca a los incuenta y siete; y tengo que decir que en toda mi vida no he sido otra cosa que un actor. No recuerdo nada, ni siquiera en mis juegos de pequeño, que no estuviera relacionado con la actuación, de hecho en "Ya Soñado" relato mis juegos con los chicos del barrio, cuando armaba festivales de teatro con los vecinos como público; yo vivía en calle 11 de septiembre entre Estrada y Rivadavia, en lo que hoy es zona céntrica pero que en realidad en aquellos tiempos no lo era tanto, a dos cuadras de casa estaba el Boulevard Colón, que en ese momento era de tierra y para el otro lado, desde calle Castelli, donde está el Colegio Nacional, las calles tampoco estaban pavimentadas. Lo que quiero decir con esto es que tuve la inmensa suerte de criarme en un barrio donde podía jugar con los pibes hasta altas horas de la noche y con mis padres y mi abuela sentados en la vereda hasta las 12 de la noche, con una seguridad y una tranquilidad que hoy no existen.

¿"Ya Soñado" refleja también tus inicios en la actuación?"
Desde luego, en la obra hablo también acerca del primer papel que interpreté, fue en la canción popular De los Tres Alpinos, que trata sobre una princesa que secuestra al rey; yo personificaba al alpino que la rescataba, en ese entones tenía siete u ocho y lo cierto es que lo recuerdo con mucho cariño. Después debuté en el festival de TEA, que era muy importante y se hacía solo para estudiantes y finalmente tuve mi auténtico primer papel teatral en una obra de Rubén Albarracín y Ana D'anna,hicimos en la Escuela de Teatro, en 1969 y yo cuento mis años como actor desde que ingresé a esa institución, es decir en 1968. Más adelante formé parte de "Altitud 3200", de Julien Luchaire, dirigida por Albarración, con un personaje que se llamaba Sergio;  en lo que fue el paso previo para la creación del grupo Juventud de Teatro, allá por 1970.

 

¿En ese momento pensabas en el teatro como una forma de vida?
Tenía una convicción absoluta. De hecho si fuera por mí hubiese empezado antes pero no podía ir a la Escuela de Teatro porque esperando cumplir 18 años y tenía que terminar el secundario para poder asistir pero se dio la casualidad de que hubo una apertura general en la escuela porque no tenían matriculación y entonces, para poder conservar la escuela,  en el 68 se hizo una excepción:  yo tenía 14 años y cursaba el tercer año del colegio secundario; así que hice en tres años la Escuela de Teatro y me recibí de bachiller y de profesor de teatro al mismo tiempo sin llevarme ninguna materia, ya que mi madre me dijo muy claramente que si quería hacer ambas cosas al mismo tiempo no podía tener aplazos en ninguna de las dos disciplinas. Y así ocurrió.

Durante los años 70 fuiste parte de una movida que transcendió lo teatral y se transformó en movida cultural de hecho de la misma participaron artistas de otros rubros y también periodistas.
Nacimos un poco como los hijos del Grupo de Teatro de Pergamino, que estaba formado por nuestros profesores de la Escuela de Teatro y luego nos sumamos nosotros, que en 1970 teníamos 16 años. Digo teníamos porque puedo decir que Neme Carenzo y yo fuimos los que iniciamos esa aventura, que la verdad fue algo increíble que a tan corta edad pudiéramos tener semejante convocatoria y poner en escena tantas obras, estuvimos 21 años trabajando con el mismo grupo, que a su vez dio lugar al la formación del 90% de los actores de mediana edad que están actualmente en vigencia; y ahora también de sus propios hijos. Juventud de Teatro fue durante mucho tiempo el único grupo de teatro que había en Pergamino y todos deseaban formar parte; allí estaban,  Sergio Cordero, Marta Lere, Neme Carenzo, Roberto Iriarte, Fernando Crespi, Rosana Cura, Claudia Aiello, Pamela Lombari..., todos crecieron en Juventud de Teatro ¡qué fuerza!, ¡qué polenta tuvimos para sostener eso!

Esa actividad también te dio la posibilidad de entablar una relación con Edna Pozzi.
Fue algo deslumbrante, la vi por primera vez como algo muy lejano, distante y con mucha admiración. Entró a la Escuela 22, donde funcionaba la Escuela de Teatro, con una presencia impactante, recuerdo que tenía una cabellera roja; ella era muy joven todavia, muy hermosa. Conocía, claro está, sus libros y con el tiempo, ya en los años 80 y 90 tuve el honor de presentar varios de sus textos y leer sus poesías ante el público.

De todas las obras en las que participaste ¿cuáles fueron las que te dieron más satisfacciones?
Sinceramente cada obra se vive de una manera particular y todas nos dejan enseñanza, placer o simplemente satisfacción; hecha esta aclaración debo decir que tuve el gusto, por ejemplo, de haber participado de Frida, obra a la que fui invitado por Pamela Lombari a representar el papel de Diego Rivera, fue un orgullo para mí hacer semejante personaje y también trabajar con Estefanía y Pamela, ya que conformamos un trío que funcionó muy bien en el escenario gracias a la excelente comunicación entre nosotros.
Además, siento un cariño particular por "Ya Soñado" , no porque sea lo último sino porque realmente María José, mi hija, me hizo atravesar por todos los matices y la emoción nos atraviesa tanto a mí como al público. Resulta muy especial contar desde un personaje, desde la ficción, cosas que me sucedieron en la realidad.
También recuerdo "Clamor de Angeles", de Bill Davis, que fue una obra que tuvo mucho éxito, allá por el año 2000 y guardo en mi memoria una obra que hicimos con Neme durante 1983 y 1984 que se llamó "Convivencia", de Oscar Viale. Disfrutamos mucho haciéndola porque compartir escenarios con Neme tanto para mi como para él es una auténtica dicha, ya que nos conocemos de toda la vida.
De hecho, con Neme tengo una anécdota muy divertida: lo fui a buscar a su casa para hacer teatro, en ese momento él no se imaginaba actuando, pero el motivo por el cual lo convoqué es porque en la obra "Actitud 3200" necesitaba que apareciera un tipo en calzoncillos y me dije "el único capaz de hacerlo es Neme", fui a su casa y lo invité a actuar, me contestó que no y le expliqué "es que necesito a alguien que se anime a aparecer en calzoncillos", sonrió y me dijo "ah, bueno, entonces sí".
Mirá cómo serán las cosas que a partir de ahí Neme jamás dejó de actuar.

 

Actuaste en todas las salas de la ciudad
Prácticamente en todas; incluso muchas de ellas ya no existen:  la del antiguo Cine Monumental, donde se hizo el Festival del TEA, el del GAE, Habemus Theatrum. También participé de la inauguración de tres salas: la del hoy extinto Banco Local (en la actualidad Banco Credicoop) con "Julieta" de Jorge Grasso, la primera sala de la Casa de la Cultura, que levantamos prácticamente sobre los escombros de ese viejo edificio, y le dimos el nombre de Leonardo Rodríguez, pionero del teatro en Pergamino, que participó de la ceremonia y, con una obra junto a Rosana Cura, Pamela Lombari y Arturo Ratcliffe, entre otros.
Además, también formé parte de la segunda inauguración de la Casa de la Cultura, cuando ya habían puesto todas las butacas, armado todas las salitas y dividido el lugar; en esa oportunidad estuvimos junto a Pamela Lombari, Raúl Notta, Arturo Ratcliffe, Estefania Blaiotta y Susana Pagani.

Dentro de tus actividades en el teatro, la docencia ocupa un lugar relevante.
La vivo de una manera muy especial. Desde adolescente fui dedicandome a  la docencia a través de la formación de pequeños grupos en los cuales participaban mi hija, los hijos de Neme, de Alberto Di Lorenzo y empezamos con algunas obras cuando ellos tenían apenas ocho años.  Trabajé también con adultos mayores mucho tiempo y también cuando apareció la materia teatro en los colegios tomé toda la obra del Colegio Nacional.
Trabajé dentro de la estructura de una escuela durante muchos años y recuerdo que en 1980,  cuando estábamos haciendo "Julieta"  nos faltaba una actriz que fuera bonita y con buen cuerpo, y decidimos convocar a Marta Lere, que era en ese momento muy joven y hermosa, trabajaba como modelo y luego uno se pone muy feliz cuando ve los logros que ella obtuvo con el Grupo de Actores Especiales (GAE).

Sos muy respetado entre tus pares ¿a qué lo atribuís?
Siempre he sido muy generoso y muchas veces preferí estar dos o tres líneas atrás y que en las primeras líneas estén los que debutan; los que empiezan a hacer y los que están haciendo bien las cosas. Nunca he querido tener más de lo necesario dentro una obra cuando actúo. Mucho menos cuando dirijo. Creo que esa actitud hizo que la gente del ambiente me respetara y me tuviera en consideración. Además cuando en algún momento ha hecho falta, por ejemplo, un sonidista o un iluminador, he estado ahí sin saber mucho pero metiéndole con ganas. Y lo disfruté mucho, tanto es así que terminé estudiando con Mauricio Kartun.

¿Qué opinión te merece el teatro actual?
En líneas generales en los últimos tiempos no he podido viajar por cuestiones de salud pero me resulta impresionante la capacidad de representación: tal vez tenga algo que ver con la desaparición de la ficción en la tele y eso hace que la mayoría de los actores se esté volcando hacia el teatro. En lo que respecta a Pergamino creo que es una de las ciudades de la provincia que mejores expresión teatral tiene.  Lo he dicho siempre, lo repito y lo afirmo por todo lo que vengo viendo.

 ¿En qué proyecto estás trabajando en este momento?
Estamos pensando en poner en escena nuevamente  "Ya Soñado" y buscando sala para hacerlo. Además estuvimos trabajando en una comedia que vamos a presentar el año que viene con Jorgelina Martínez, Eugenia Rubio y Laura Fontana, un grupo de chicas con el que trabajamos siempre. Con ellas estamos trabajando por suerte ahí en el Teatro Unión Ferroviaria, cosa que le agradezco a Diego Morello porque nos presta el lugar para ensayar y en este momento estoy un poco como vacío de cosas. Así que seguramente buscaré algo más para hacer.

Experimentado, auténtico y apasionado por lo que hace; Jorge Sharry disfruta de su pasado, lo cuenta en el presente y mira hacia el futuro, sin olvidarse de agradecer a quienes lo ayudaron a poner en escena esta obra autobiográfica: "Quiero destacar el trabajo de María Pettinari, que me acompañó en el escenario, a María José, que dirige, y a Lucho Conti, que ha sido nuestro asistente y permanentemente estuvo con nosotros, a Daiana Duhau, encargada de la  coreografía, a Javier Ferretti, que nos produce impecablemente, a Mariano Abratti, que con su piano le da forma y color a la puesta en escena, un músico extraordinario, a Verónica González y a Rafa Roscaro, si no estuvieran ellos, lo nuestro sería sería una representación vacía de todo, ¿no?" finalizó.

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