Pergamino
HISTORIAS DESTACADAS

Las grandes figuras del tango que recibió Pergamino durante la década de 1920

En una época en la que el género musical rioplatense todavía no se había consolidado definitivamente, verdaderas leyendas se presentaron en distintos teatros de la ciudad que hoy ya no existen más.

El tango, el género musical por excelencia del Río de la Plata, nació en las últimas décadas del siglo XIX con una impronta netamente popular que lo llevó en sus inicios a ser rechazado y prohibido en las esferas de la clase alta e incluso también por la Iglesia Católica.

Esta situación generó que su desarrollo quede confinado en los barrios pobres de los suburbios (o los arrabales que luego se describirían en sus letras), los puertos, los prostíbulos, los bodegones y las cárceles, donde convivían los inmigrantes y la población local, descendientes en su mayoría de indígenas y esclavos africanos.

Al igual que el jazz en Estados Unidos, su aceptación no fue inmediata y tuvieron que pasar muchos años para que este género, cuyo ADN musical aún no se conoce a ciencia cierta, se termine imponiendo y cambie para siempre la historia del país. Pasó de los suburbios a la pantalla grande de los Estados Unidos y a lugares muy geográficos muy distantes como Japón.

A partir de 1920, momento de transición entre la época de La Formalización y La Guardia Nueva, según determinan los estudiosos del género, comenzaron a surgir las primeras figuras del tango que luego se transformarían en leyendas, y que también allanaron el camino para la década del 40, cuando llegó la gran consolidación.

Fue en ese período particular, década del 20', cuando Pergamino recibió a las incipientes figuras del tango, cuyas presentaciones son evocadas hasta nuestros días.

En 1921, el mítico Carlos Gardel se presentó en el Teatro Reina Victoria. Según el historiador pergaminense Raúl Villalba, Gardel prefirió esta sala al Teatro Verdi ya que era más grande y podía recibir a más personas.

Gardel actuó como segunda voz del barítono Razzano e interpretaron canciones como "La mañanita" y "Me dejaste". En cada presentación se colocó el cartel de "localidades agotadas" ya que ningún pergaminense se quiso perder estos conciertos.

Antes de cada show, el cantante se paraba en la puerta del teatro para saludar a su público. En su estadía en Pergamino, Gardel se alojó en el Hotel de Roma y también se mostró muy amable con las personas que se acercaban a saludarlo.

Aunque no está ciento por ciento demostrado, se dice que la primera vez que el autor del tango "El día que me quieras" se presentó en la ciudad fue en el año 1913 y el lugar del concierto fue el Teatro Concert, ubicado en Avenida de Mayo y Dr. Alem.

En el año 1929, una joven cantante y actriz  que se estaba iniciando en el tango visitó la ciudad, su nombre, Libertad Lamarque. "La mejor intérprete del tango", como la llamaban, actuó en Pergamino cuando tenía menos de 20 años y estuvo acompañada por guitarristas.

Cuatro años más tarde, Lamarque protagonizaría la película titulada "Tango", junto a nada más ni nada menos que Tita Merello, otra leyenda femenina del género. Luego llegaría más clásicos como "El alma de bandoneón" y "La dama del tango".

Pergamino tuvo el lujo de recibir a otro nombre de mucho peso en el tango, el violinista, director de orquesta y compositor Julio De Caro. El ilustre músico se presentó en la ciudad un 28 de septiembre junto a su famoso sexteto que tuvo una importancia radical en el género al incorporar un estilo depurado en la interpretación orquestal del tango, estilo que conjugaba toda la riqueza de la música académica europea con el ritmo y el canyengue propios del género. El sobresaliente músico se presentó en el Cine Teatro Reina Victoria.

Sus interpretaciones se caracterizan por la frecuente inclusión de pasajes de violín o de piano solista, así como de contracantos entre dos violines o entre violines y bandoneones. Gracias a su manera de interpretar el tango,  la orquesta de De Caro se transformó en la favorita de la alta sociedad porteña.

El último gran exponente en visitar la ciudad en la década del 20' fue el compositor, violinista y director de orquesta uruguayo Francisco Canaro. El músico se presentó cuando era violinista de una orquesta integrada por 10 músicos.

La importancia del compositor de canciones clásicas como "Sentimiento Gaucho" y "Madreselva" radica en haber contribuido en la expansión del tango en Europa, continente al que visitó en el año 1925 y fue un éxito total debido a que las localidades para presenciar su presentación se agotaban con varios días de anticipación.