La industria de los ataúdes en Pergamino: una actividad que supo ser pionera y que aún conserva su impronta
Conocidas por la calidad de su fabricación, las empresas locales abastecieron a gran parte del país tiempo atrás. Hoy, la producción de féretros más económicos se impuso en el mercado pero el legado no se ha perdido.
Según los datos de las Salas Velatorias de la Cooperativa Eléctrica Pergamino (Celp), la ciudad tiene un registro promedio de 95 fallecidos por mes, lo que sugiere una estadística de 1,140 decesos al año.
De los 95 decesos mensuales, las Salas Velatorias tienen un registro de 65 inhumaciones y 30 cremaciones. Este dato refleja que en Pergamino se realizan 780 sepelios y 360 cremaciones en el año.
En la ciudad, existen siete fábricas dedicadas a la producción de ataúdes que abastecen al mercado local y también a distintas ciudades de la provincia de Buenos Aires y del interior del país. Hasta hace unos pocos años el número de empresas del rubro eran 10 y por diversas razones algunas fueron cerrando su producción.
Pergamino posee una gran historia en cuanto a la fabricación de féretros e incluso, en el pasado, llegó a ser referente a nivel país por su calidad y cantidad. Diarionucleo.com dialoló con Nelson Mata, de la empresa familiar Ataúdes Mata, para conocer la actualidad del mercado de féretros en la ciudad.
Mata explicó que la fábrica más emblemática que tuvo Pergamino y que fue la responsable del desarrollo de la industria local fue la firma Roberto e Irma Ceriotti. "Los empleados de esa empresa fueron aprendiendo el oficio y luego abrieron sus propios emprendimientos. A partir de ahí se formaron fábricas muy imporantes como la de Boncalza y la de Pratissoli", sostuvo.
Y agregó: "En una época Pergamino fue pionero porque con la producción que se realizaba aquí se abastecía a gran parte del país".
En ese monento de explendor, en la ciudad se fabricaban ataúdes "finos", es decir artesanales, pero luego, con la industrialización del mercado a nivel nacional, la producción de féretros de menor calidad pero de mayor cantidad comenzó a imponerse.
"Los tiempos fueron cambiando, antes el funeral era un ritual y hoy la gente le presta cada vez menos atención. La ceremonia del funeral se fue haciendo más básica y más rápida en las ciudades más grandes como Buenos Aires pero a su vez, en algunas localidades del interior del país, todavía se le da importancia a los velatorios y a rendirle tributo a la persona fallecida", dijo Mata.
El mercado de los féretros
Dentro del mercado, existen dos tipos de ataúdes, los económicos y los artesanales. Entre ellos las diferencias son el tiempo de producción y el valor de venta. "Los económicos cuestan a partir de 100 mil pesos y se fabrican casi en el día, mientras que los artesanales pueden llegar a costar más de un millón de pesos y su proceso de elaboración lleva entre 8 y 10 días", explicó.
Los féretros "finos", de calidad, llevan muchos materiales que van más allá de la madera. "Tenés la blonda, la caja metálica, los herrajes y el lustre entre otros. Son muchos los componentes que se usan y, dependiendo de la calidad de estos, también depende su valor".
Mata reveló que los meses de mayor trabajo en las fábricas de ataúdes comprenden los meses de junio, julio y agosto . "En ese período nosotros fabricamos 500 féretros mensuales, y esto se debe a que durante esos meses se incrementa la estadística de mortalidad más que nada por el frío".
El empresario local recordó que durante el año de la pandemia sufrieron un colapso de producción debido a la gran demanda que existía entonces, pero al año siguiente la cantidad de trabajo descendió muchísimo. "En ese ese tiempo se vendió lo más barato que había y en mucha cantidad".
Cambio de época
Desde hace unos años, las empresas de la ciudad tienen un convenio con la Celp mediante el cual los ataúdes que utiliza el servicio de cochería se divide entre las firmas locales, lo que les garantiza un reparto equitativo para la producción.
En el último tiempo, la cantidad de familiares que eligen cremar a sus seres queridos se encuentra en alza, y esta tendencia afecta directamente a las empresas de ataúdes. "Obviamente nos juega en contra, pero es algo que se viene y hay que aceptarlo. Dependiendo de la ubicación del cementerio y la zona en la que se encuentra la ciudad, los costos de la cremación son más bajos, y además hay que tener en cuenta que los cementerios municipales están casi en ruinas y abandonados. Todas estas situaciones hacen que sea entendible el incremento del número de cremaciones. También hay que considerar que las nuevas generaciones no van a los cementerios", sostuvo Mata.
- Hoy en día, ¿Pergamino continúa siendo un referente a nivel país en la fabricación de féretros?
- En parte sí porque nos ha quedado el legado de empresas como las de Ceriotti, Bonacalza y Pratissoli y gracias a eso se sabe que en la ciudad se fabrican ataúdes de muy buena calidad. Pero también es cierto que las empresas con mayor producción y mayor logísticas se han ido imponiendo con la producción de productos de menor calidad pero más rentables.