En las últimas semanas la violencia se recrudeció en la ciudad de Rosario a partir de una nueva ola de crímenes y balaceras que dejó cuatro víctimas fatales, entre ellos el colectivero Marcos Daiola y el playero de estación de servicio Bruno Bussanich, ejecutado en su lugar de trabajo en la zona oeste.
Estos hechos tuvieron lugar luego de que el Gobierno de Santa Fe publicara una foto de una requisa en una cárcel provincial, muy similar a las imágenes que se difunden en El Salvador bajo la presidencia de Nayib Bukele.
En la escena del crimen del playero Bussanich se encontró una carta dirigida al gobernador Maximiliano Pullaro firmada por cuatro bandas narcos de la Zona Norte, Zona Sur y Oeste unidos. “Nosotros no queremos celulares, queremos nuestros derechos ver a nuestros hijos y familia y se respeten. No queremos negociar nada, queremos nuestros derechos. Esto es para todos los presos, pabellones y cárcel. Pullaro y Cococcioni carguen con muertes inocentes”.
Esta escalada de violencia provocó la reacción del Gobierno nacional y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, convocó a un comité de crisis para tratar la delicada situación que se vive en Rosario. Como resultado, se reforzó la seguridad en los puntos más calientes con la presencia de las fuerzas federales.
Dentro de esta preocupante realidad, diarionucleo.com dialogó con madres y padres que tienen y que han tenido hijos viviendo en Rosario para conocer cómo lo viven y cómo lo han vivido.
Pamela, de 55 años, tiene a sus dos hijos estudiando actualmente en Rosario, Camila de 29 años y Valentino de 23. "Como madre puedo decir que desde el día en que se fueron mis hijos la atención es permanente a lo que puedan necesitar y a lo que les pueda suceder.Cada noche que me voy a dormir dejo el teléfono cerca para estar ante lo que necesiten", expresó.
Y agregó: "En estos momentos que se viven en la ciudad de Rosario la preocupación se magnifica mucho más porque cada vez que escuchas las noticias, como las que oímos esta semana, te genera un nudo en la boca del estómago. Estás pendiente a que te avisen cuando llegan a su casa luego de salir de la facultad. Para mí es importante que mis hijos sepan que estoy ahí con ellos pero sin invadir su espacio. La verdad es que las madres y padres que tenemos hijos viviendo allí estamos preocupados por lo que está pasando".
Para finalizar, Pamela expresó sus deseos para que la realidad que hoy le toca vivir a Rosario cambie y todo regrese a la normalidad. "Quisiera que puedan ir a la facultad libres sin tener que estar mirando para atrás en la calle y sin que ningún ruido extraño los preocupe. Deseo que Rosario vuelva a ser esa ciudad con pibes y pibas en las calles yendo y viniendo de una facultad a la otra, encontrándose en las peñas y disfrutando este momento de sus vidas que es tan importante".
El caso de Roberto, de 58 años, es un poco diferente. Magalí, su hija de 33 años, se mudó de Rosario a la ciudad de Buenos Aires el año pasado y sostuvo que desde entonces vive más tranquilo.
"Partamos de la base de que tener hijos es siempre motivo de preocupación, tener hijos grandes que estudian afuera es tener más motivos para preocuparte y si tus hijos estudian en Rosario la preocupación es infinitamente mayor. Es una lástima enorme que ahora esté padeciendo esta problemática porque es una ciudad bellísima que siempre tuvo una gran movida estudiantil".
Acerca de su experiencia de tener una hija viviendo en Rosario en medio del conflicto de bandas narcos, explicó: "Cuando mi hija vivía allá la preocupación era constante. Recuerdo que me daba terror escuchar las noticias que venían de allí. No me despegaba del celular, dormía con el teléfono cerca y con el volúmen del timbre al máximo por si necesitaba algo".
Consultado acerca de cómo vive ahora que su hija se fue de Rosario, Roberto respondió: "Desde que se fue mi preocupación por su seguridad mermó. Realmente me siento mucho más tranquilo sabiendo que Magalí está en Buenos Aires y no en Rosario. Y más aún como están las cosas hoy en día en la ciudad, sería terrible la preocupación que tendría como padre".
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