El Servicio Alimentario Escolar (SAE) es un programa del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires que tiene como objetivo garantizar, a través del sistema de comedores escolares, una adecuada nutrición de los alumnos que concurren a las escuelas públicas provinciales. Pero, ¿termina ocurriendo eso en la realidad?
Diarionucleo.com habló con Martha Pomar, presidente del Consejo Escolar de Pergamino, quien dio detalles del funcionamiento del SAE en el distrito y cuántos chicos utilizan el servicio. Antes que nada, es necesario dejar en claro que la cuenta no es tan simple como parece ya que los cupos aprobados que tiene el distrito no son la cantidad de niños y niñas que terminan comiendo.
La cantidad de chicos se establece mediante un control que se realiza de manera semanal en cada comedor o institución sobre la cantidad que estuvieron en el comedor o en el desayuno o merienda. Por eso mismo, los números no son lineales y el procedimiento de rendición es fundamental.
Pergamino, un distrito especial sin contemplaciones
Un punto a destacar es que, en Pergamino, además, se da el servicio de desayuno o merienda, según el turno, gracias a una gestión del Consejo Escolar que se inició en 2020. “Todas las escuelas del distrito tienen el servicio de desayuno y merienda. Fuimos el primero en la provincia y hoy tenemos todas las escuelas con esa cobertura. Es decir que todos los chicos reciben lo que antiguamente era la Copa de Leche con un menú variado que algunos lugares se cumple y en otros no”, explicó Pomar.
La presidente del Consejo Escolar explicó que “por cada niño llegan 84.5 pesos para desayuno o merienda”, por lo que están usando casi la totalidad de los cupos asignados que son 17164, número que varía mes a mes dependiendo la asistencia.
Respecto a los comedores, el distrito tiene 5515 cupos asignados, mientras que la cantidad de niños que se sientan a comer rondan los 4 mil. “Por cada niño por día tenemos 205,5 pesos”, dijo Pomar.
En cuanto los Albergues, Pergamino tiene 40 cupos aprobados, que cubre desayuno, almuerzo, merienda y cena (En la Escuela Agraria de Acevedo). Aquí, por cada chico se destinan 580 pesos para cubrir diariamente las cuatro comidas.
Pomar advirtió que “el dinero que llega por niño no es suficiente”. “Hasta el 2020 hacíamos licitaciones trimestrales y este año las empezamos a implementar de manera bimestral. Pero, aun así, en la licitación que hicimos a finales de febrero para que se presenten proveedores y ellos mismos nos están planteando una readecuación de precios que no estamos pudiendo cumplir porque desde el ministerio nos dicen que no previsto subir el monto de cada cupo”, explicó.
Las licitaciones, un verdadero problema
Esta situación podría hacer que algunos proveedores se bajen de la licitación y eso conlleve dificultades. Esto se está dando más que nada en los productos frescos (panadería, lácteos y carnes). En lo que son productos secos la situación cambia porque el proveedor puede abastecerse y cumplir con la entrega.
Por esta situación está prevista una reunión con la Dirección de Nutrición de provincia para tratar el problema. “Mientras tanto la situación sigue corriendo y los chicos tienen que comer. Hemos elevados propuestas de menú y en base a eso después hacemos las compras; pero hay una realidad que falla de base”, argumentó.
Quienes entienden del tema sostienen que hay una mala interpretación en lo que es la prestación del servicio, ya que no es lo mismo un menú para el AMBA que para el interior debido a la distorsión de precios. Tampoco es igual el menú para una escuela rural o paraje que para una escuela de La Matanza. Por eso es necesario hacer diferenciaciones que no se están dando y los menús son similares en todos lados.
Hay distritos que tienen permitido tener viandas y cuestiones especiales, pero eso en Pergamino no ocurre y desde provincia están muy rígidos con este concepto. “Este año hemos empezado a dar media manzana por chico como hacíamos en 2013, porque no alcanza para dar una completa”, denunció la presidente del Consejo Escolar.
Hoy, la realidad es que un niño tiene asignado 205 pesos y monedas para comer en una escuela de Pergamino; y para tomar el desayuno, casi 85 pesos. Lo cierto es que el número ideal está muy lejano al menú planteado. “Para que un chico coma carne de vaca al menos una vez por semana, el menú de ese día supera los 500 pesos, para que coma pollo se necesitan casi 300 pesos ese día. Si hacemos eso, el resto de la semana comen tallarines, arroz y guiso”, aseveró.
Las verduras y legumbres están casi imposibles de alcanzar. Este es otro problema, porque muchas veces la carne era reemplazada por legumbres. Tener un menú nutritivo y agradable se convierte en una verdadera cruzada.
Hábitos alimentarios
Desde hace un tiempo se viene trabajando para cambiar los hábitos alimentarios en los alumnos para evitar que solamente consuman hidratos. Al respecto, Pomar se mostró a favor, aunque advirtió que “no se ha hecho la bajada pedagógica”. Es decir que los menús son variados, con mucha legumbre, carne de cerdo y pescado, pero aún los niños no tienen el hábito de comer esos alimentos.
Por eso es necesaria una mirada pedagógica para trabajar con el niño y la familia para que acepten un menú diferente. “Pasa lo mismo con el programa Mesa, ya que la composición de ese módulo tiene un valor nutricional muy bueno, pero las familias se quejan porque no tiene azúcar, yerba o productos que consumen cotidianamente”, explicó. Actualmente hay asignados 13372 módulos.
El impacto de la crisis y la inflación
Más allá de la difícil situación económica que atraviesa el país, el incremento en el uso del SAE no fue significativo. En febrero de 2020 (previo a la pandemia), había 3400 chicos comiendo; mientras que en la actualidad el número ronda entre los 3700 y 4 mil chicos.
El SAE es utilizado en mayor cantidad en escuelas que tienen mayor afluencia de alumnos con familias que padecen dificultades económicas. La mayoría de los comedores están es escuelas periféricas, a excepción de la Técnica 2 que tiene comedor. El resto se encuentran alejados en el centro en la zona rural.
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