Por la inflación cae el uso de tarjetas y se siente el impacto en el consumo
Los bancos no actualizan el límite de compras y de financiamiento de sus clientes, y entonces reducen las chances de utilizarlas.
Solo uno de cada diez argentinos tienen capacidad de ahorro. En ese contexto, a la hora de consumir ciertos productos, es necesario comenzar a sacar cuentas y hacer un análisis profundo para poder adquirir, por ejemplo, un par de zapatillas que no estaba en los planes.
Es ahí, cuando las tarjetas de crédito, muchas veces vistas por los economistas como un mal necesario, empiezan a jugar un rol importante. El problema es que la inflación se devora los límites disponibles y, en muchos casos, esa capacidad de compra que permite la tarjeta queda reducida a la mínima expresión.
Los registros oficiales son elocuentes: los consumidores utilizan cada vez menos sus tarjetas de crédito para financiar el consumo. Los bancos no actualizan el límite de compras y de financiamiento de sus clientes, y entonces reducen las chances de utilizar los plásticos.
De acuerdo a los datos del Banco Central, a octubre, las compras con tarjetas de crédito crecieron apenas 3,8% (en cantidad de transacciones) contra octubre del año pasado.
Los límites de compras con tarjetas de crédito -en un pago o en cuotas- en general van detrás de la inflación y para los consumidores financiarse para adquirir productos de alto valor, como electrodomésticos o viajes, es cada mes más difícil.
Cuando se observa el volumen de dinero que movieron esas compras, la suba fue del 83,9% interanual, contra una inflación que estuvo por encima: 88% entre octubre de 2021 y octubre de este año.
Las subas generalizadas de los precios hacen que se alcancen más rápido los cupos establecidos por las empresas emisoras de tarjetas. Desde el sector comercial, advierten que la situación ya genera un freno al consumo, con más casos de clientes que al momento de concretar una compra descubren que no cuentan con el cupo necesario, y optan por usar más de un plástico, dividiendo el monto.
Distinto es lo sucedido con la utilización de las tarjetas de débito. Hubo un incremento de 21,6% en cantidad de operaciones entre un año y otro. Y una suba del 92,6% medido en monto nominal, por encima de la inflación interanual.
Este comportamiento de los bancos de restringir los límites de sus clientes -de no actualizarlos con la inflación- viene desde la era pandémica. En aquel momento, la duda era si los clientes podrían pagar los saldos de sus tarjetas, en medio del desplome de la actividad económica, según Iprofesional.
Los límites de compra de las tarjetas son determinados por cada banco y emisor directo. En algunos casos, esos montos se actualizan en forma automática cada tres meses, a partir de distintas variables. La principal es el ingreso del cliente, pero también se miran otros factores como su comportamiento histórico y qué tan endeudado está en todo el sistema. “No hay una fórmula única, para cada cliente es algo distinto”, aseguraron desde una de las entidades.
Desde una cadena de electrodomésticos aseguraron que los montos limitados por debajo de la inflación hoy son un “gran problema” y que tuvieron la oportunidad de plantearlo a la Secretaría de Comercio durante las negociaciones por el programa Ahora 30. “Para comprar un aire acondicionado o un televisor tenés que tener cupo. Los límites no alcanzaban y muchos que querían comprar venían arrastrando cuotas largas y se veían rechazados”, dijeron las fuentes consultadas por este medio.
Más tarde, la aceleración inflacionaria -al actual 100% anual- también quebranta la confianza de los prestamistas en torno a la capacidad de sus clientes. Junto con la inflación, también se elevaron sensiblemente los costos para financiar los consumos con las tarjetas de crédito.
Esos costos arrancan en el 163% anual, pero trepan al 199% en el caso de algunas cadenas, de acuerdo a la información que los propios supermercados publican en sus páginas de Internet.
Con las tarjetas bancarias, el escenario no es mucho mejor
Si una persona decide comprar en un comercio en 12 cuotas, el costo financiero total será del 185% en promedio. Claramente, muy lejos de la inflación. Pero sobre todo muy lejos de la evolución de su salario.
El “Ahora 12” no se salva. Muy distinto a lo que ocurría hace más de una década, cuando fue creado, el sistema del “Ahora 12” ya no significa comprar a 0% de interés.
El costo financiero, tras la última actualización, ya subió al 95% anual, en línea con la inflación de los últimos 12 meses. También con las mejoras salariales. Pero ya no es “gratuito”, lógicamente.
Una cosa es habilitar un subsidio cuando la inflación anual es del 20% o 25%, y otra muy diferente cuando salta al 100%, como muy probablemente terminará este año.
Está claro que estas subas de los costos tendrán impacto en el nivel de consumo por una doble vía. Por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, que inevitablemente pierden contra semejante suba de los precios, y porque las cuotas también ya quedan cada vez más lejos de lo que un asalariado puede abonar.
En el sector financiero aseguran que los bancos, en general, ya implementaron entre tres y cuatro subas anuales de los límites máximos de compra pero que acompañaron los incrementos en los ingresos de sus clientes, que no siempre le ganaron a la inflación, por la disparidad en las paritarias de los distintos sectores.