Hernán Lira: los juguetes como símbolo de resistencia
En la era de los celulares, tablets y playstation, el artesano oriundo de Pergamino apuesta a que los niños regresen al juguete. En diálogo con Núcleo dijo: "Me reconozco como trabajador y es eso lo que quiero mostrar. Sería hasta una postura política".
Hernán Lira tiene 43 años y desde pequeño comenzó a fabricar sus propios juguetes de la infancia, como por ejemplo autitos confeccionados en madera con llantas de cámaras de autos. Creció observando las labores manuales que realizaban sus tías costureras y fue ahí donde tuvo el primer contacto con los oficios que en el futuro serían el leitmotiv de sus creaciones. "Desde ahí viene mi inquietud de hacer cosas con las manos. Mi infancia está ligada a jugar con objetos tangibles y no con lo virtual y lo digital como sucede hoy", dice el artesano.
Más adelante, a los 16 años, su curiosidad artística lo llevó a crear títeres. A partir de entonces se interesó por el universo que los rodeaba, "es una disciplina que tiene varias técnicas de manipulación y a su vez encierra distintas disciplinas características como la plástica, la música y la dramatúrgia", dice Hernán.
Si bien no tomó clases ni hizo cursos relacionados a la artesanía, no se considera un autodidacta. Sostiene que al frecuentar las ferias de artesanos aprendió de todos las personas que tuvo a su lado y que lo ayudaron a mejorar sus obras. "Si tenés la cabeza abierta y consideras que en el mundo está todo para aprender, y no crees que te la sabés todas, creces a cada paso. He tenido grandes maestros que quizás nunca lo supieron, recuerdo que un tío una vez me dijo al pasar "la suerte no existe", una frase que la tuve de bandera toda mi vida", explica.
La encrucijada
Desde el momento que comenzó con la creación de artesanías Hernán siempre se las rebuscó para tener una suerte de talleres montados en partes de habitaciones o en el comedor de la casa de su madre, en donde colocaba una mesa para trabajar.
A partir de su experiencia en las ferias comenzó a notar que el oficio de artesano podía ser una salida laboral. En paralelo, Lira estudiaba para ser Maestro de Grado y también había sido padre de Candela, su primera hija.
Este fue el momento en el que Hernán hizo su gran apuesta de vida. "Al recibirme tuve que tomar una decisión: ser maestro y dedicarme a la docencia formal en donde tantas horas al día me dedico a dar clases, o me dedico a trabajar con mis manos".
Fue así como en el año 1998 abrió su taller "Juguetes con oficio" en donde comenzó a desarrollar su técnica, un leguaje propio para que sus creaciones tengan una identidad y sean identificables más allá de la firma del creador. Y lo logró.
Juguetes con Oficio
El taller le debe su nombre a una serie de artesanías que realizó Hernán hace muchos años atrás, en las que se reflejaban diferentes escenas de diferentes trabajadores. "El taller tiene un sentido de clase, porque yo me reconozco como trabajador y lo que me interesa mostrar es a la gente de mi clase. Sería hasta como una postura política".
Desde el taller en donde trabaja con la pintora Paula, su compañera y madre de sus hijos, crean juguetes que reflejan escenas sencillas y cotidianas y esquivan cualquier tipo de trabajo que resulte comercial: "Busco que mi trabajo tenga alma, identidad y poética. En el taller nunca nos subimos a las olas de las modas. Si Disney saca una película nosotros no vamos a hacer juguetes con los personajes. Si vos tenés pretensiones económicas esto sería agarrar un atajo porque tenés todo el sistema comercial que apoya esa coyuntura para que vos puedas vender muchos muñequitos, y nuestra búsqueda siempre fue por otro lado", explica Lira.
- Pieza dedicada al power trío de rock 'Divididos'
La postura de Hernán en cuanto a la vida y al trabajo que realiza es tan contundente que se ejemplifica en la siguiente anécdota: "Hace muchos años me tocó hacer un trabajo en el Museo del Palacio San José en Entre Ríos, que era la casa del general Justo José Urquiza. Era una iniciativa de la Dirección Nacional de Museos y me dí cuenta que todo giraba en la figura de Urquiza y que en ese lugar habían trabajado muchísimas personas también. ¡Urquiza nunca agarró una pala ni para hacer un pozo! Entonces propuse armar escenas móviles para visibilizar lo invisible, a los ladrillos que construyeron el palacio los pusieron gente trabajadora que también sostuvo esa historia, además de la figura de Urquiza".
Los pies en el barrio
Hace unos años Hernán Lira logró construir una casa a ocho cuadras del hogar de su madre en el barrio Acevedo. Pudo montar un taller en donde se pasa los días entre la crianza de sus hijos y la artesanía. "Tuve la posibilidad de viajar por muchos lugares pero nunca viví en otro lado que no sea en mi barrio. Tengo un compromiso con el club Tráfico Old Boy's, me gusta salir a la calle y saludar a la gente que conozco desde siempre, me gusta el microclima que vivo acá. Hace 43 años que nací en este lugar y acá estoy, es una parte muy grande de mi identidad", reflexiona Hernán.
Las artesanías lo han llevado a Hernán a presentarse en muchas muestras de varios lugares diferentes. El pasado mes de agosto se presentó en la Bienal Internacional de la Escultura 2022 de Resistencia, Chaco. Y actualmente se encuentra trabajando en la creación de autómatas para una muestra que se realizará en el sitio arqueológico "Las Cuevas de las Manos", en Santa Cruz.
- ¿Se hace difícil sobrevivir haciendo muñecos en una era digital?
- Si, pero por suerte hay gente que aún conserva las ganas de que sus hijos puedan jugar con las cosas que nosotros hacemos. Nuestros clientes no son exclusivamente niños, sino que también le vendemos piezas a gente grande. Hay un espacio para que lo hacemos y es como un reducto de resistencia porque lo comercial y el mundo gira en torno a lo digital.