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Ataque de caranchos: expertos aseguran que “habrá que acostumbrarse a los cambios del ecosistema urbano”
EN PLAZA 25 DE MAYO

Ataque de caranchos: expertos aseguran que “habrá que acostumbrarse a los cambios del ecosistema urbano”

Cada vez es más frecuente encontrarse animales en la ciudad que antes se los veía únicamente en la zona rural. Diario Núcleo habló con dos biólogos, quienes explicaron qué hacer, qué medidas se pueden tomar y cuáles no. “Es la propia ciudad la que los financia con alimento”, dijeron.

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En las últimas semanas la Plaza 25 de Mayo fue noticia varias veces por el “ataque” de caranchos o chimangos a personas que pasaban caminando por el espacio público. Analizar los episodios en sí no requiere de demasiada profundad, ya que dos biólogos consultados por Diario Núcleo coinciden con que las aves en cuestión “estaban defendiendo su nido al verse amenazadas”.

Con esto no hay mucha vuelta que darle. Pero lo que sí es necesario analizar con mayor profundidad son los cambios que se están dando en el ecosistema urbano, por la propia intervención del hombre. Y justamente es por esto, según los propios expertos, que se ocasionan estos tipos de hechos desagradables para quienes les ha tocado vivirlo y que, seguramente, no sean los últimos, aunque también es cierto que son aislados.

Por qué atacan a humanos y cómo prevenirlos

El biólogo Javier Corcuera explicó que este tipo de hechos generados por los chimangos “puede pasar ocasionalmente”, pero que, más allá de eso, no dejan de ser carroñeras. Además, explicó que “rara vez pueden cazar alguna paloma o ratón”. Consultado por los hechos, Corcuera no dudó en decir que “las aves están formando nidos en altura y en primavera están muy atentas a cuidar su territorio”.

Por eso mismo, el profesional aseguró que cuando el nido está desarrollado y el pichón puede volar, suelen cambiar de lugar para conseguir más alimentos. “Son aves que no tienen una estadística demasiado frecuente, es probable que se trate de casos aislados, como así también la zona donde ocurren los ataques es una zona de paso frecuente de la gente y que sientan que en ese lugar sus futuros pichones corren peligro”, aseguró.

No hay que olvidarse que, a pesar de ser carroñeros, los seres humanos son la principal amenaza de este tipo de aves y de otras. Consultado sobre qué es lo que se puede hacer para evitar los ataques, el biólogo sostuvo: “Una cosa que se puede hacer es generar un despiste para las aves, por ejemplo, crear un animal ficticio como un ratoncito de juguete para que se enfoquen en esa potencial presa y no en la gente”.

Lo que sí está claro es que llevarlas a otro lugar, por más que sea posible, no es una solución, ya que, de hacerlo, ese mismo espacio será ocupado por otra ave. “Primero hay que entender por qué actúan así. Si se las intenta mover, seguramente vuelvan. Hay que experimentar soluciones no cruentas, que no impliquen matar o hacerle daño al animal”, advirtió.

Cambios en los ecosistemas urbanos y fines de ciclos

Mariano Merino, otro de los biólogos consultados sobre el tema por Diario Núcleo, explicó que las ciudades están siendo repobladas por animales que durante un tiempo se mantuvieron al margen. Esto no sólo ocurre con las aves, sino con diferentes especies. Pero también ocurre lo opuesto, dado que hay aves que ya no son tan comunes ver en las urbes, como por ejemplo los gorriones.

Merino explicó que “el ecosistema urbano tiene sus ciclos que son colonizados por distintas especies”. “Tenemos que hacernos cargo de los efectos que causan las ciudades sobre los ecosistemas naturales. En las ciudades hay muchas condiciones favorables para que colonicen algunas aves”, manifestó.

“Pergamino va a estar sujeto a que haya más chimangos”.

Al igual que su colega Corcuera, Merino remarcó que los chimangos no son aves de presa, por lo cual no suelen cazar, porque se alimentan de animales muertos, basura u osamenta. “Yo vivo en Rancagua. Acá es muy común tener cuatro o cinco chimangos volando arriba de tu cabeza. Seguramente lo que pasó en Pergamino es que el carancho tenía un nido y lo protegió de lo que consideró una amenaza”, compartió.

Trasladar las aves no es la solución

Pero la clave en este tipo de hechos es la presión que hace el propio hombre sobre el ecosistema. Pero a pesar de divisar el problema, es muy difícil hacer algo con eso. “Cuando vos sacás un animal de un lugar, lo que generás es un espacio vació que será ocupado por otro animal. Es decir que seguramente en la Plaza 25 de Mayo con el tiempo viva otro carancho porque hay muchas condiciones favorables para vivir, porque el hombre hace una modificación del ambiente muy grande que favorece a diferentes especies”, manifestó.

Otros casos de animales que no son de ciudad, pero habitan en ellas

Los caranchos no son los únicos animales que se han ido incorporando en el paisaje urbano de Pergamino. Los murciélagos, por ejemplo, tuvieron las condiciones ideales brindadas por el hombre, primero en el campo, plantando árboles en la pampa húmeda, y luego en la ciudad, donde tiene millones de lugares para usar de hogar, mantenerse alimentados, protegidos y cálidos.

“Hay especies, como los pumas, que viven muy cerca de las ciudades”.

Lo que sí parece estar claro en todo esto que es subyacen muchas especies que empiezan a ocupar los sistemas urbanos de escala como las de Pergamino. “Los caranchos llegan desde el campo a la ciudad en busca de un lugar para habitar y es la propia ciudad la que los financia con alimento y otras cuestiones y no nos damos cuenta”, aseveró el profesional. A su vez, remarcó: “Hay un montón de fauna que se está adaptando muy bien a nuestros lugares de vida, porque en realidad el hombre ocupó el lugar de ellos y, a pesar de eso, los animales se habituaron muy bien a estos ambientes urbanos”.

Más allá de las situaciones vividas en la plaza de la zona céntrica de la ciudad, el biólogo pidió “estar atentos”, aunque advirtió que “hay que habituarse a vivir así”. “Estos son los primeros signos de que hay muchas especies que se adaptan a vivir en ciudades. En Capital Federal está lleno de loros chaqueños, que llegaron con fines comerciales, pero se escaparon e invadieron. También hay una salamandra (lagartija), que llegó del norte de África en los barcos. Por eso es muy frecuente que en ciudades con puertos se las pueda ver”, dijo.

“El hombre nunca se hace del costo ambiental de nuestras decisiones”.

En síntesis, los cambios en el ecosistema urbano se empiezan a ver con mayor claridad, fiel ejemplo es lo que ocurre en la Plaza 25 de Mayo, y cada vez más animales de campo, por así llamarlos, se adaptan sin problemas a vivir en la ciudad, donde hay condiciones ideales para su desarrollo. “En poco tiempo en Pergamino vamos a tener una ardilla. Esa especie fue soltada en la década del 70 en Luján y hoy están muy cerca de aquí, como en el Inta, La Invencible (Salto), Los Indios (Rojas) y otros lugares. Esa ardilla va a traer inconvenientes”, adelantó.

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